Decisiones que cambian la vida sin que uno mismo las haya tomado. De eso va El Ladrón (Quaterni), la novela que el autor japonés Fuminori Nakamura (1977) tardó cinco años en escribir, enfrascado en la historia de un hábil carterista nipón que vive a merced del destino.

El ladrón, de quien el autor en realidad no nos deja saber mucho sobre su pasado más que la escena que abre el libro, es un carterista experto.

Nakamura no aporta al lector nombre ni descripción física aunque sí nos lo presenta como un antihéroe que roba por vicio, placer y, en el fondo, sin mala intención. Un protagonista sin rostro a quien su profesión le llevará por caminos que no desea ni ha elegido directamente y con quien, pese a su modo de ganarse la vida, el lector empatiza desde las primeras páginas. Su humanidad y su precisión para el hurto atrapan.

Sus víctimas solo son para él extraños, rostros sin nombre a los que robar, casi siempre ricos o con apariencia de serlo. No tiene familia, ni amigos, ni relaciones... Pero tiene un pasado del que se vio obligado a huir tras realizar un trabajo aparentemente fácil: atracar a un viejo rico para robar el contenido de su caja fuerte, nadie tenía que salir herido.

A su regreso a Tokio, el ladrón, y los pocos personajes que le rodean, se verá de nuevo atrapado por los acontecimientos en una intriga sin sentido de la que ni siquiera él podrá escapar. Una lectura de 200 páginas muy recomendable para los amantes de la literatura bien escrita.

Esta obra, la primera publicada en castellano del autor japonés, ha venido cosechando desde su publicación importantes reconocimientos en su país y a nivel internacional.

La novela fue la ganadora del Premio Kenzaburo Oé de 2009, el galardón de las letras más importante en el país nipón. Además formó parte de la lista de los diez Mejores Libros del año 2012 elaborada por The Wall Street Journal, y se coló en el Top 10 de Amazon en la categoría de los Mejores Libros de 2012 dentro del género de Misterio, Thriller y Suspense.

Antes, Fuminori había ganado en 2002 el prestigioso Premio de Literatura Noma para Nuevos Escritores por su primera novela, A Gun. Y tres años después, en 2005, se hizo con el premio Akutagawa por The Boy in the Earth.

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