Henin Hardenne vence a Mauresmo y se proclama número uno del mundo

  • Superó a la actual número uno, Mauresmo, por 6-4 y 6-3.
  • Con este triunfo llega a la cima del tenis femenino.
La tenista belga Justine Henin-Hardenne. (Efe)
La tenista belga Justine Henin-Hardenne. (Efe)
EFE/B. Echavarri
La tenista belga Justine Henin-Hardenne. (Efe)
La belga Justine Henin-Hardenne se adjudicó el Sony Ericsson Championships por primera vez en su carrera tras batir en la final de Madrid a la francesa
Amélie Mauresmo, principal cabeza de serie, por 6-4 y 6-3, en un partido que ha durado hora y media.

La tenista de Lieja, de veinticuatro años, sucede a la gala tanto como campeona como en el número uno del ránking mundial, condición con la que Mauresmo llegó al Madrid Arena, y que la belga obtuvo al vencer a Sharapova.

Justine Henin tiró de talento para lograr el triunfo. Nada tiene más tenis que la muñeca de la belga, que después de dos meses al margen de la competición por culpa de una lesión en la pantorrilla derecha, ha vuelto pletórica, a lo grande, para ampliar un palmarés nutrido que engrandece con un entorchado ausente hasta ahora.

Henin-Hardenne va a cerrar el curso como primera del mundo, con seis títulos a la espalda. Entre ellos Roland Garros y el Masters Femenino, que auxilia con los de Sydney, Dubai, Eastbourne y New Haven.

"Un año muy duro"

"Estoy contentísima con este triunfo. Ha sido un año muy duro, he padecido dos lesiones a lo largo de la temporada y la última muy reciente. He estado casi dos meses al margen de las pistas y reaparecía en Madrid desde septiembre. Ahora sólo quiero disfrutar de este éxito, magnífico para mí. Este era un título que me faltaba. Sólo pienso en descansar después de un año duro y complicado pero con buenos resultados", indicó Henin sobre la pista del Madrid Arena.

Henin-Hardenne aprendió pronto la lección del encuentro del viernes, donde Mauresmo venció en tres sets (4-6, 7-6 (3) y 6-2) en el último encuentro de la fase de grupos. La francesa llevó el duelo al aspecto físico. Y en ese escenario pocas le vencen.

No ocurrió así en la final. La tenista belga, consciente de que la extensión a tres parciales suponía una condena, tiró de talento para contrarrestar el ímpetu de su rival, que no pudo trasladar el duelo a donde quería. Con un juego ofensivo, lleno de desparpajo en las cercanías de la red, desarboló a la francesa.

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