Un nuevo tratamiento en EE UU puede salvar la vida a Paco Sanz, pero necesita 34.000 euros

Paco muestra la cicatriz de su última operación quirúrgica.
Paco muestra la cicatriz de su última operación quirúrgica.
BIEL ALIÑO
Paco muestra la cicatriz de su última operación quirúrgica.

Como si de un reloj de arena que poco a poco se va vaciando se tratara, la salud de Paco Sanz empeora cada día que pasa. El tiempo se le acaba. Este valenciano padece síndrome de Cowden, una enfermedad catalogada como rara que tiene su origen en la mutación de un gen y que convierte a quien la padece poco menos que en una factoría de tumores. De hecho, tal y como explica, los médicos creen que "son más de 2.000".

El calvario de Paco Sanz comenzó hace cuatro años. Aunque tenía la enfermedad desde que nació, no comenzó a manifestarse hasta que cumplió 38 años: "Empezaron a salirme afecciones en la piel y el pelo se me caía de forma exagerada. Me llegaron a quemar toda la cara, pensando que tenía verrugas. Otros médicos me dijeron que tenía cáncer".

Al final, un experto en enfermedades raras le diagnosticó síndrome de Cowden: "De repente, vivir se convirtió en mi única meta". Sanz partió hace dos años hacia Maryland (EE UU) para hacer de conejillo de indias en un ensayo clínico pionero basado en la aplicación de rapacimina, lo que logró frenar la aparición de tumores y reducir el tamaño de los que ya tenía.

Sin embargo, la segunda fase de este ensayo se paralizó y tuvo que marcharse a Baltimore para seguir con el tratamiento. La diferencia es que antes era gratis y solo tenía que costearse la estancia. Luego, al pasar a manos privadas, debía pagar un porcentaje: "Me gasté 24.000 euros en cuatro meses, lo que ha supuesto mi ruina personal y familiar, porque tuve que venderlo todo", incluso su casa y su coche, explica.

"Me siento morir"

Paco no pudo completar el tratamiento, que era de 10 meses, y el pasado mes de septiembre regresó a Valencia, pero desde entonces, asegura, su salud va a peor .Incluso hace un par de semanas le quitaron un tumor del costado de grandes dimensiones en el Hospital La Fe. Y es que la interrupción del tratamiento en Estados Unidos le está provocando la aparición de grandes tumoraciones "en el colon, la cara o la garganta" por el efecto rebote que tiene "estar sin medicación".

Sanz asegura que cada día que pasa siente que pierde algo de vida: "Me siento morir, es desesperante levantarte cada mañana sin saber si va a ser tu último día, y lo que es peor, por culpa del puñetero dinero". Sin embargo, no está todo perdido. Según explica, ha salido "un nuevo ensayo en el Hospital de Cleveland, en Ohio" que está dando unos buenos resultados.

Además, el tratamiento que le podría salvar la vida es gratuito: "La única condición que ponen es ser ciudadano estadounidense o estar viviendo al menos seis meses, pero necesitaría unos 34.000 euros para pagarme la estancia".

Un grito de ayuda desesperado

Según explica el propio Sanz, este nuevo ensayo que podría salvarle la vida está basado en una quimioterapia a base de vitamina E menos nociva y que quita la oxidación. Solo necesitaría los fondos para pagarse los gastos de la estancia durante medio año: "Es lamentable poner precio a una vida, pero en mi caso, si lograra reunir esa cantidad hasta abril, como muy tarde, podría tener alguna esperanza".

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