El museo de viejas fotos de '20 minutos', vital para los enfermos de alzhéimer

  • Un centro de día concertado utiliza '20 minutos' y '20minutos.es' para sus tratamientos.
  • Los pacientes ejercitan la memoria a partir de las fotografías antiguas.
  • También hay un debate semanal sobre las noticias de actualidad.
  • Museo virtual de viejas fotos.
Terapias para enfermos del Alzheimer usando 20 minutos y el museo virtual de viejas fotos.
Terapias para enfermos del Alzheimer usando 20 minutos y el museo virtual de viejas fotos.
J. PARÍS
Terapias para enfermos del Alzheimer usando 20 minutos y el museo virtual de viejas fotos.

El Centro Médico Psicogeriátrico lleva 20 años luchando contra el Alzhéimer. Lo novedoso de este centro de día ubicado en el distrito de Salamanca y concertado con el Ayuntamiento de Madrid es que para lograr su objetivo cuenta con dos herramientas tan efectivas como francamente sorprendentes: el diario 20 minutos y el museo virtual de viejas fotos de 20minutos.es.

"Son dos medios gratuitos y que están ahí, disponibles. Las fotos nos permiten trabajar con ellos la memoria y sus propias reminiscencias", explica Rocío Peinado, la coordinadora de las terapias. Todo empieza con la proyección de una de las series monográficas de fotografías que este diario virtual viene atesorando desde hace unos seis años gracias a la cesión desinteresada de miles de lectores que han querido compartir sus recuerdos con este periódico.

"Hoy tocan fotos relacionadas con la agricultura", dice Rocío para dar comienzo a la sesión de 45 minutos con uno de los tres grupos que hay en el centro, el de aquellos pacientes con una pérdida cognitiva intermedia. Y las imágenes que devuelve el proyector surten efecto.

"El pie de foto dice que están recogiendo gavillas. ¿Alguien sabe qué es eso?", anima la monitora. Y los resortes de su grupo se disparan. "Pues claro. Están extendiendo la mies para sacar el grano limpio", tercia Arsenio. "Yo he trillado mucho en el pueblo", añade Escolástica.

También los hay que se ven reflejados en la siguiente foto sobre la vendimia. "Claro, vendimiábamos en septiembre", afirma Bernarda. "Incluso los niños de 10 años iban al campo", recuerda Pepe al hilo de otra fotografía. "Pues yo no tenía pueblo", se lamenta Plácida, cuando comentan la foto de un carro que regresa de la era cargado de heno.

Lectura de 'Zona 20'

Mientras el grupo de Rocío ejercita la memoria a base del museo virtual de viejas fotos de este diario, en la sala contigua una monitora lee la sección de Zona 20 al grupo de enfermos con mayor pérdida cognitiva, que atienden a una carta de un estudiante sobre los recortes educativos.

Cuando terminan, pasan a la sección de deportes, "una de las que más les gusta", reconoce Ana, la auxiliar encargada de la lectura. "No me acuerdo de cómo quedó el partido", contesta Manuel cuando le preguntan. El resultado se ha borrado de su memoria.

Las terapeutas del centro explican que lo primero que pierden estos enfermos es la memoria a corto plazo. "Pueden acordarse de su infancia, pero no de lo que han desayunado", afirman. "Y no hay fármacos para detener el deterioro", apostilla Amparo de Gea, la trabajadora social del centro.

Referencia espacio y tiempo

De los 64 pacientes que vienen aquí cada día, hay unos 15 que están aún en la fase inicial de la enfermedad. Son los que toman parte en el debate semanal de actualidad, subrayan el diario y comentan las noticias. "Tratamos de ubicarles en el espacio y en el tiempo. Que sepan en qué día viven, en qué mes o qué tiempo hace", aclaran las terapeutas.

"Me interesa mucho la crisis, porque tengo nietos. Una nieta de 17 años", charla Nicolás con sus compañeros Manuel, Mª del Carmen y José. "A mí lo de los hospitales, porque vamos mucho al médico", comenta la única mujer del grupo en referencia a la huelga de la Sanidad pública.

El equipo de este centro de día (c/ Dr. Gómez Ulla, 22) optó por 20 minutos debido a su formato: "texto cortos y titulares concisos, que ellos pueden recordar y fijar", dicen, conscientes de que su esfuerzo e innovación es vital para sus pacientes.

Por eso, todas las mañanas Rocío intenta conseguir los preciados ejemplares en la estación de Cercanías de Fuenlabrada Central antes de poner rumbo al trabajo. Allí la esperan sus pacientes, que quizá mañana la recuerden un poco menos y un poco peor.

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