Mario Mola se hace un hueco en la élite del triatlón

  • El campeón mundial júnior de triatlón (2009) comienza a dejarse ver entre los mejores de este deporte a nivel internacional.
  • En los Juegos acabó 19.º tras una gran remontada. El futuro, dicen, será suyo.
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El triatleta español Mario Mola.
El triatleta español Mario Mola.
JORGE PARÍS
El triatleta español Mario Mola.

Su apellido es difícil de olvidar y realza la contundencia de un nombre al que refuerza. Toda una declaración. Porque tampoco faltan los emergentes en el deporte. Mario sucesivamente nada, pedalea y corre. Un triatleta que despuntó como júnior (primer español campeón mundial en la categoría, en 2009) y que hoy en día no desentona en una élite de calidad y competencia. Ya roza el podio. Un deportista de futuro en el deporte del futuro que no lo hizo nada mal en sus primeros Juegos.

El mallorquín (Palma de Mallorca, 1990) reniega de la etiqueta de superhombres de su actividad: "Vale, existen citas tipo Ironman que desde la óptica de la calle pueden calificarse de barbaridades. Pero existen muchas pruebas sobre distancias más accesibles. Son mayoría. Por eso cualquiera puede hacer un triatlón. Las apariencias engañan, y no son necesarios esfuerzos sobrehumanos. Es más, cuando los que prueban ven que no es imposible, repiten. Se enganchan. Y ahí, en esa base practicante, se cimienta la salud del deporte de alto nivel".

¿El triatlón es el deporte de moda? Quizá el respaldo olímpico acuñado en 2000 es el responsable. O quizá su carácter interdisciplinar lo convierta en una evolución, en un paso más, a las prácticas habituales de muchos deportistas que huyen del encasillamiento o buscan experiencias. Tal fue el camino recorrido por Mola, que en su niñez encontró en la natación una actividad consustancial al día a día, pero acabó siendo una de las perlas de la cantera del atletismo estatal.

"Nunca tuve un cuerpo de nadador y por culpa de unos problemas físicos perdí el gusto por el agua. Con 15 años comencé a correr. Fue una liberación. Pero nunca dejé la piscina. Tampoco hice atletismo en exclusiva. Y, sin embargo, en la pista llegaron varios resultados, participé en unos Nacionales y acudí a pruebas internacionales", recuerda. Con las zapatillas, el balear se desenvolvía bien en el fondo y campeaba por las pruebas de 5.000 y 10.000 metros.

Ya tenemos dos mimbres. De la propuesta de uno de los preparadores físicos del Club Voltor de Palma llegó la invitación para un acuatlón –parecido al triatlón, pero sin segmento ciclista–. Al poco llegaría el turno de su actual deporte. "Al principio tuve que pedir una bicicleta prestada, algo que nos ha pasado a muchos. Con 16 o 17 años ya me entrenaba siguiendo parámetros triatletas, pero con mucha menos intensidad. Después llegó el oro mundial y una dedicación más exclusiva"

Y así habemus triatleta. "Hace dos años vi que acudir a los Juegos no era algo descabellado y aposté por bajar el listón de los estudios y centrarme en los entrenamientos". Soñado y hecho. Acompañó al gallego Javier Gómez Noya (1983) y al conquense José Miguel Pérez (1986) en el equipo masculino. Acabó 19.º tras comenzar a correr el 41.º. Con las zapatillas fue uno de los ocho más rápidos. "Ahora la gente tiene una idea de qué va este deporte. Me llegaron a preguntar si usábamos moto por eso de que 'triatlón' les suena a 'trial", reflexiona.

De Barcelona a Madrid, la suya es una vida de residencias y centros de alto rendimiento, de gastos diarios que frisan las 5.000 calorías, de pausas y recuperaciones. "Aquí el descanso es inevitable y tan básico como ejercitarse". ¿Y de la crisis? "Al principio te suena lejana, pero quién no tiene a alguien cercano afectado, una historia próxima. El deporte, el nuestro, depende de las ayudas y se notan las crisis". Profético, antes de los Juegos indicaba: "El sistema sobrevive por la cercanía de Londres, pero después habrá que revisarlo. El futuro tal vez pase por una privatización".

Nada impersonal

  • ¡Fiestas no! "Nunca en mi vida he salido de fiesta", afirma. Todo un titular. "Bueno, no soy de salir hasta tarde. Mi novia [Carolina Routier] es también triatleta y tenemos hábitos parecidos".
  • Madrugador. "Es muy rara la noche en la que más allá de las 23.30 horas esté todavía despierto. Trasnochar no me atrae y tampoco me conviene –ríe–. Soy de comenzar a trabajar temprano".
  • 'Best sellers'. "Me gusta leer, pero no tengo un autor favorito. Entre tantos viajes vas a lo seguro: los best sellers. Acabé 1Q84, de Haruki Murakami, un autor al que he llegado porque me interesa mucho, me atrae, la cultura japonesa. Me gustó".
  • Estudios. Comenzó Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos, pero lo cambió por Obras Públicas, más fácil de compatibilizar. Ahora cursa a distancia Administración y Dirección de Empresas.
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