Durante quince minutos, la zona mixta del Estadio Olímpico de Londres se convirtió en el diván del psicólogo. Las series del 1.500 femenino escenificaron en apenas cuarto de hora las grandezas y miserias de nuestro atletismo. El tránsito entre los estados de ánimo del ser humano.
La pena inconsolable de Natalia Rodríguez, atormentada por las lesiones durante todo el año. Tampoco hoy le dieron respiro y terminó su carrera casi andando (4.16.18), tocada primero y hundida después. La alegría contagiosa de Nuria Fernández, más pendiente de su gemelo fracturado que de su propia vida. Le aguantó lo justo para meterla en semifinales, apuradilla pero para dentro (4.13.72). Y al final, Ana Isabel Macías, bloqueada en toda la dimensión de la palabra. Se quedó sin opciones de nada, antepenúltima (4.13.07).
Hablar de Natalia Rodríguez en 2012 es repasar un parte hospitalario. Esguince, trombosis, complicaciones varias y un entrenamiento muy ajustado y a toda velocidad. No bastó: "En cuanto han empezado los cambios ya ví que no podía seguir. ¿Qué os voy a decir? Esta temporada ha sido durísima para mí, con muchos problemas tras la trombosis. No he podido hacer más". Y no lo hace, pues desliza sus últimas palabras al tiempo que bajan las primeras lágrimas.
Después llega el terremoto Nuria Fernández. "¡Chicos, pero qué hacéis aquí! ¿Sabéis? Estoy muy contenta y os voy a contar una cosa: hace 17 días me rompí el gemelo y he pasado tres semanas tremendas. Estoy aquí gracias al doctor Ángel Basas, que me trató muy bien: hicimos piscina, elíptica y lo conseguimos. Ahh, y también gracias a mi marido, ¡qué noches le he dado! No sé cómo me aguanta".
Durante toda la carrera, Nuria respiraba sensaciones: "La cicatriz está muy tierna y tenía mucho miedo porque podía romperme definitivamente. Pero no, la serie iba muy despacio, yo me veía delante y nadie me adelantaba, volvía a mirar y nadie. ¡Quería que me adelantara alguien! También estaba asustada porque la rotura fue en la misma pierna donde tuve el problema de rodilla. Si es que los años pasan para todos ¿eh? Al final he pasado apurada, pero ahí estoy".
Isabel Macías no sabía muy bien qué decir, pero dio la cara: "Venía muy bien preparada y lo he hecho muy mal. Estaba ahorrando energías, iba bien, pero cuando han comenzado las hostilidades yo ya estaba asfixiada. No tenía energía, no se qué ha pasado, no sé qué ha pasado. Estoy muy decepcionada, no hay excusas qué poner".
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