Rock in Rio conservará su cita madrileña si hay "cambios" en la mentalidad empresarial

  • El fundador del festival, Roberto Medina, ha reconocido que en la última edición en Madrid obtuvo una cifra buena, "pero no para la dimensión del festival".
  • Acusa a la clase empresarial española de estar "muy acomodada".
  • Además, promete un nuevo festival centrado en la electrónica.
Público del Rock in Rio 2012.
Público del Rock in Rio 2012.
Estudios La Luna
Público del Rock in Rio 2012.

"Una decisión personal muy solitaria" del fundador de Rock in Rio, Roberto Medina, es lo que ha mantenido y mantiene a Madrid como una de las citas mundiales de este festival, aunque el brasileño ha supeditado la continuidad de la franquicia española a que haya "cambios" en el mercado y en la mentalidad empresarial.

"Para hablar de Rock in Rio Madrid hay que hablar de la situación de España como un todo", señala cautamente el directivo antes de aplicar la palabra "crisis" al festival, que en su reciente y última edición en la capital española reunió a 173.000 personas, una "buena" cifra, reconoce, "pero no para su dimensión".

Medina señala directamente a la crisis económica por la que atraviesa España, a su gestión ("Alemania ha emprendido un camino erróneo, no hay forma de mejorar sin una pauta de crecimiento", reflexiona) y también al mundo empresarial.

"El mundo empresarial español está muy acomodado después de cuatro años de crisis. Piensan igual que antes de ella", se queja este empresario, que vaticina un futuro "más competitivo" y que en este difícil contexto decidió explotar aún más la marca "Rock in Rio" con nuevas sedes en América Latina.

El cartel, según los patrocinadores

Sorprenden las cifras de asistencia en España compradas con las de Portugal, un país afectado también por la crisis, pero en el que el público respondió mucho mejor a la oferta musical, encabezada -eso sí- por Bruce Springsteen, Stevie Wonder, Bryan Adams, Maroon 5, Metallica y The Offspring, entre otros.

Para ello, dice, contó con la mayor inversión en sus seis años de historia lisboeta gracias a los patrocinadores, con su promoción y con unos vehículos de promoción "que allí se movilizan diez veces más", oportunidad que aprovecha para arremeter contra el papel de los medios españoles en la génesis de esperanza.

"Portugal, como América Latina, está acostumbrada a la crisis. Históricamente ha tenido problemas fuertes. Su gestión económica es tan mala como la de España, pero la psicológica es mucho mejor".

"Cuando a mí me secuestraron (en junio de 1990), estuve entre la vida y la muerte durante seis días. Cuando yo tenía esperanza, ni tenía hambre ni nada", comenta a modo de ejemplo sobre uno de los episodios más controvertidos de su biografía, pues se llegó a sospechar que pudo ser cómplice de su propio secuestro, por el que se pagaron 2,5 millones de dólares.

Medina no ve un lastre para la asistencia en los 33 kilómetros que separan el centro de Madrid de la Ciudad del Rock, en Arganda del Rey, pero sí se detiene a valorar la responsabilidad del cartel programado para Madrid en 2012, con Maná, Lenny Kravitz, David Guetta y Red Hot Chili Peppers como artistas principales, algunos de los cuales habían actuado recientemente en la capital.

"Este año fue muy difícil contratar a los cantantes que nuestro sondeo miraba, porque muy pocos artistas estaban en Europa por la crisis, había menos giras. Eso nos hizo quitar un día de la programación. No fue por una cuestión económica, sino por falta de opciones", asegura sobre el recorte de cinco a cuatro jornadas.

Por si no fuera suficiente, Rihanna, la estrella de la segunda jornada, canceló su actuación a unos días de su concierto para viajar a su país, Barbados, por la muerte repentina de su abuela.

"Era la primera vez en 30 años que sufría una cancelación solo unos días antes. Pienso que Rihanna no debió, fue una situación dura, claro, pero una semana antes del concierto...", se lamenta.

Al preguntarle directamente por la viabilidad de Madrid 2014, Medina señala que las cosas están hoy como cuando hace dos años tuvo que plantearse si celebraba esta última edición, con el criterio en contra de su equipo directivo, y él apostó por España, entre otras cosas, dice, "para demostrar gratitud al mercado español".

"Claro que quiero volver a España. Mi mirada es global y, en ella, hay proyectos que pueden ir mal y otros bien, pero lo que quiero ver es un cambio de postura de los dirigentes de las compañías", advierte este visionario, que critica la subida del IVA aplicado a los conciertos al 21 por ciento.

En esa línea de defensa de Madrid, "una decisión personal muy solitaria" respecto al mismo equipo directivo, destaca el "espacio cívico privilegiado" del país. "El patrimonio de España es la ciudad, la estructura urbana, que es la mejor del mundo", dice.

A finales de año, avanza, volverá por estos lares para tantear a los patrocinadores, pero lanza un mensaje de puro optimismo: "Creo en España y creo que va a cambiar".

Un 'hijo' electrónico

Asimismo, Medina anunció la próxima celebración de un nuevo festival consagrado a la electrónica y que,  tras su paso por Brasil en 2015, desembarcaría en la Ciudad del Rock de Madrid.

"Estoy superilusionado con esto, sería como un hijo de Rock in Rio, que sin duda también estará en Madrid. Empezaría en 2015 en Río de Janeiro y después se exportaría a Madrid, Lisboa y Argentina", ha señalado Medina, que dice que el proyecto está "muy avanzado desde el punto de vista conceptual", aunque aún carece de nombre.

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