«Sin los extranjeros, la agricultura, la vendimia, no sería  factible. Se está viendo que falta gente para trabajar  en el campo; los jóvenes no acuden tanto como antes,  hay otros trabajos, carreras universitarias...», sostiene el director técnico de la DO Ribera de Duero, Rubén García.

Llegan las máquinas

En los últimos años el número de vendimiadores ha ido bajando debido a la mecanización de esta labor. Rueda es la que tienen la maquinaria más extendida y alcanza al 65% de las viñas mientras que en la Ribera de Duero y Cigales, sólo llega al 20%.

Los rostros de la vendimia

Marina

Jornalera, 35 años. Está en españa desde hace cinco y trabaja tanto en Valladolid como en Sevilla. Vino con su familia. Ya tiene experiencia de trabajo en la vendimia.

Mijail

Vendimiador, 25 años. Llegó a valladolid hace 8 meses. Vive en Puente Duero y también ha trabajado en la patata. Ésta es la primera vez que participa en la campaña de la uva.

Bogdam

Vendimiador, 22 años. Llegó hace poco más de un año. Está aquí con su hermano y siempre que pueden trabajan juntos. Esta es la primera vez que les contratan para vendimiar.

«Vamos allí donde nos dan trabajo»

Desde la carretera se ve trabajar a las cuadrillas. Nos detenemos para hablar con una. Son todos rumanos. Hace un día que han comenzado a recoger la uva para la cooperativa de Rueda.  Son 18 personas, muchos de ellos familiares.

El más pequeño tiene 16 años y apenas lleva dos meses en España. Lo de la uva es una novedad, «es la primera vez que lo hago, pero es fácil», dice Andrei (o al menos eso nos traducen).

Otros, en cambio, ya son expertos, «trabajamos entre Valladolid y Sevilla, siempre en el campo», nos dice Roberto, que lleva con él a su mujer, a su madre y a un cuñado. Entre todos recuerdan que ya han recogido «patatas, naranjas, cebollas, ajos, sandías, calabazas, zanahorias… ya hemos cosechado de todo».

Su jornada es de 7.30 a 16.00 horas, «cobramos lo que en todos los sitios, 45 euros al día, es el precio que hay ahora», sonríe Mijail sudoroso. «Lo peor es la sed, hace calor y se pasa mal, pero te acostumbras», dice Bogdam. Cuando terminen la jornada volverán a Puente Duero, allí estarán durante la vendimia, alojados todos juntos en dos casas. ¿Y después? «Unos se irán a Rumanía, otros volvemos a Sevilla o nos quedamos en Valladolid y nos volveremos a avisar cuando uno se entere de otro trabajo». Raúl G. Lázaro.