Otro dato a destacar es que la gran mayoría de estudiantes formalizan sus contratos directamente con los propietarios. «En el 98% de los casos se paga con dinero negro», afirma un estudiante que prefiere no identificarse para no sufrir las represalias de su casero. Sea como fuere, el caso es que los universitarios recurren a Internet y a los anuncios callejeros para conseguir sus pisos. «Así nos ahorramos el dinero de las agencias», señala un estudiante.
Sin noticias de los alojamientos
Compartir piso o ingresar en una residencia universitaria (unos 600 euros al mes) son las únicas opciones que tienen los estudiantes cordobeses, quienes llevan varios años oyendo hablar del proyecto municipal de los alojamientos para facilitar viviendas en alquiler a jóvenes menores de 35 años. Los precios rondarán entre los 100 y los 200 euros, dependiendo del tamaño del piso (hasta 40 metros cuadrados de superficie máxima) y de si posee trastero o garaje. El caso es que uno de estos proyectos ha sido descartado por la presión vecinal y el otro peligra por la aparición de unos restos arqueológicos.
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