Carmen y Servando siguen estos días sin respiro, organizando la casa y atendiendo el teléfono. Su pequeño hogar en Petelos (Pontevedra) se ha convertido en un imán para amigos, vecinos y periodistas.

En dicha casa el champán, hasta el domingo, no va a faltar.

La culpa la tiene el tercero de sus cuatro hijos, Óscar Pereiro, que siempre fue tranquilo, nunca dio guerra. Óscar se hizo con el maillot y aunque lo perdió en Alpe D´Huez lo volvió a recuperar poco después. Quizá no haya quien se lo quite, pues lo defenderá "con uñas y dientes" .

La familia Pereiro estará encantada de descorchar las botellas, como hicieron para celebrar la vuelta del maillot al gallego.

Recuerdos de la infancia

"Ya desde pequeñito, Óscar demostró que la bici se le daba bien -recuerda Carmen-, a los tres años ya la llevaba sin ruedines y a los ocho le compramos una bici de carreras para su primera comunión".

Desde entonces, el maillot amarillo ha ido cumpliendo cada reto que se marcaba.

Es el rasgo que le define: "Escabezón como pocos. Se propuso ser campeón de Galicia y lo logró. Se propuso correr el Tour, y hecho. Si se propone ganar el Tour, lo logrará", afirma su hermano Jonathan.

"También el fútbol se le daba bien. Era muy rápido y por eso le llamábamos Estiliki. También le apodaban Cascarilla, porque era un retaco".

Una persona con gran corazón

Jonathan recuerda imborrable una anécdota para definir a su hermano: "Tuvo una caída grave en una carrera cuando se le cruzó de repente un coche. Óscar dijo que era culpa suya, por ir muy rápido. Así es él, una buena persona".

No sólo su madre y sus hermanos estarán con Óscar. También María, su mujer le dará su aliento, y por supuesto el pequeño Juan, el hijo del líder de la carrera ciclista más importante del mundo.