A sus 24 años, Teresa acaba de ganar el oro en los Europeos de Piragüismo, en 200 m, y ya se prepara para los Mundiales de Hungría (del 17 al 20 de agosto).
Dicen que ha salvado la actuación de España...
No sé. Yo estoy contenta, porque he recuperado el título que conseguí hace dos años.
¿Por qué los resultados no han sido los esperados?
Había mucho nivel, y cada uno es consciente de hasta dónde puede llegar, lo que dio, en qué falló... Eso nos servirá para mejorar para el mundial.
¿Qué espera de él?
No sé aún en qué voy a competir, ya me pondré metas.
¿Cuántas medallas atesora usted?
¡Bufff!, yo ya he perdido la cuenta.
¿Dónde las guarda?
Tengo todas desde que empecé, con nueve años, en un corcho en mi cuarto.
¿Sus compañeros la consideran una abusona?
Qué va... Este año he llegado justilla al oro.
¿Qué modalidad prefiere?
El k-1 200 m, porque yo soy velocista.
¿Con qué sueña?
A nivel profesional, con una medalla olímpica. A nivel personal, con sentirme bien conmigo misma.
¿Y lo consigue?
Sí. Me marco metas realistas y el conseguirlas me da ilusión... Además, estoy haciendo Magisterio, para dar clases de educación física.
¿Viven aún de acá para allá?
Llevo nueve meses en Pontevedra y me ha venido bien, porque soy muy hogareña.
¿Se vive bien de este deporte?
Si te va bien y estás alante, sí, pero no da para toda la vida.
Lo más duro del piragüismo...
Es un deporte bonito, en contacto con la naturaleza, pero se vuelve duro en invierno cuando graniza, truena...
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