Cada vez que un cuadro de Tiziano se exhibe en los museos los adjetivos saltan y el asombro vuelve a imponerse. El sol entre las estrellas, como le llamaban sus contemporáneos del Renacimiento, sigue sorprendiendo como el maestro del color, la sensualidad y la viveza. Ha vuelto a suceder en Londres, donde la primera pieza deslumbrante del pintor protagoniza por sí misma una exposición.

Titian's First Masterpiece (La primera obra maestra de Tiziano), en cartel en la National Gallery desde el 2 de abril y hasta el 19 de agosto, gira en torno a un sólo cuadro, The Fly Into Egypt (La huida a Egipto), pintada cuando el artista tenía 18 años, según afirman los organizadores de la muestra —la fecha de nacimiento del artista no ha sido confirmada por los historiadores, que la sitúan entre 1473 y 1490—.

Desde que el lienzo llegó a Londres, cedido por el Hermitage de San Petersburgo, pinacoteca propietaria de nada menos que trece obras de Tiziano, el asombro se ha apoderado de la crítica y el público. Un ejemplo del revuelo puede ser el comienzo de la reseña publicada hace unos días por The Telegraph: "Olviden a Leonardo, olviden a Miguel Ángel".

La National Gallery insiste en que el cuadro debe ser analizado sin tener en cuenta la asombrosa circunstancia de que fue pintado "por un adolescente". Es un "trabajo ambicioso" y "original", dicen, que constituye uno de los primeros ejemplos de "narrativa paisajística a gran escala" —La huida a Egipto mide 206 por 336 centímetros—, resuelta con una "sofisticada composición" técnica.

La escena bíblica de José y María huyendo para que el parto de Jesucristo se produzca en un lugar seguro dió pie al joven pintor para componer un canto a la naturaleza virgen, con numerosos animales, un río y el paisaje subyugante de la campiña y el bosque que ocupan más de la mitad del lienzo. El color y la luz, como demostraría Tiziano con el tiempo, no tenían ningún secreto para él y el cuadro parece desprender un brillo interior majestuoso.

La huida a Egipto fue el primer encargo que recibió el artista. El noble Andrea Loredan pagó por la obra, que colocó en el pórtico de su palacio, a orillas del Gran Canal de Venecia, en el edificio donde hoy está instalado el Casino de la ciudad. En 1768 la emperatriz rusa Catalina la Grande compró el cuadro, que nunca había salido de Rusia desde entonces.

Para contextualizar la exhibición de La huída a Egipto, la National Gallery ha abierto sus arcones y exhibe otras obras de la misma época y estilo, así como dibujos y grabados de artistas que influyeron en el joven Tiziano. Hay obras de, entre otros, Bellini, Giorgione y Durero, que trabajó en Venecia cuando Tiziano empezaba su carrera.