La idea de crear una miniciudad para 50.000 habitantes, pero alejada de Valladolid ha tenido un dispar recibimiento, sobre todo por su ubicación. Casi nadie pone pegas al concepto de barrio que plantea Richard Rogers, más allá de Pepe Rojo, con viviendas en bloque y apuesta por el bus, la bici y los peatones. Si estuviera junto a la ciudad existente, nadie le sacaría faltas.Los más críticos son Ecologistas en Acción y la federación vecinal Antonio Machado, que han llevado a juicio los cambios urbanísticos de 2004 que permiten edificar en la zona de Valdechivillas. «Es una zona de gran valor que se debería preservar del ladrillo», asegura Ildefonso Vara, de Ecologistas.
«Antes de construir fuera de las rondas habría que proteger y potenciar la ciudad existente», dice el líder vecinal, Ángel Bayón.
También mantienen la crítica los grupos de la oposición. El PSOE insiste en su negativa a construir más allá de la ronda exterior y cree que «el proyecto no encaja dentro de la ciudad existente», aseguró el portavoz Ángel Velasco. «Es todo lo contrario de una apuesta por que Valladolid sea compacta», dice Alfonso Sánchez, de IU.