El 'dramaturgo de la luz' Nikolai Makarov expone sus nuevos claroscuros en Berlín

  • El artista ruso se inspira en el color tamizado de Rembrandt.
  • Sobrepone capas de pintura acrílica para crear figuras y formas veladas.
  • Trabaja a partir de fotografías que toma él mismo.
Uno de los cuadros de Nikolai Makarov
Uno de los cuadros de Nikolai Makarov
© Nikolai Makarov
Uno de los cuadros de Nikolai Makarov

A Nikolai Makarov (Moscú-Rusia, 1952) le han llamado 'dramaturgo de la luz'. La definición es justa: sus cuadros son oscuros y densos, como envueltos en un velo que impide ver los contornos de la realidad de manera nítida.

El artista, establecido en Alermania desde 1975, expone en Berlín sus obras más recientes, claroscuros pintados a partir de fotografías realizadas por él mismo. La muestra se celebrará en la galería CWC entre el 27 de abril y el 30 de junio.

La exposición estará compuesta por acrílicos -la técnica preferida por el artista- realizados en los dos últimos años y nunca antes mostrados en público. Para completar la muestra, Makarov ha seleccionado en persona algunos de sus cuadros antiguos.

Realismo Psíquico

En los comienzos de su carrera, cuando formaba parte del grupo de artistas centroeuropeos del llamado Realismo Psíquico, inspirado por el austriaco Rudolf Hausner (1914-1995), Makarov decidió que el óleo no era lo suyo y comenzó a pintar con acrílico y aerógrafo. Hasta 1987 trabajó en su ciclo Die späte Freiheit (La libertad tardía), que obtuvo muy buenas críticas por su representación fría de ancianos, en grupo o en soledad, en ambientes de matizado surrealismo.

Makarov fue uno de los primeros pintores rusos en establecerse en el Mitte berlinés tras la reunificación alemana. Abrió un club cultural en el barrio para promover el intercambio artístico y dar espacio a jóvenes valores. Pocos años más tarde, expuso en Nuevo York y Moscú y comenzó a ser una firma de alta cotización en el mercado.

'Museo del silencio'

Sus últimas series, por ejemplo Landschaften (Paisajes) y Stilles Museum (Museo del silencio), están basadas en un tratamiento radical del color, desvaído hasta rozar la desaparición, que el artista afirma haber encontrado en la obra de Rembrandt, y en la superposición de capas de pintura acrílica.

Basándose en fotos que él mimso toma, Makarov pinta sobre lienzos que previamente ha pintado de negro. Utilizando la técnica del claroscuro, aplica capas diluidas de pintura acrílica y las vuelve a diluir cuando lo considera necesario mediante esfumados. Por último, da una mano de un pigmento marrón que aporta a sus cuadros el característico tono terroso.

Makarov ha colaborado como diseñador de decorados para el cine en Pactar con el diablo (Taylor Hackford, 1997) y  El secreto de Thomas Crown (John McTiernan, 1999).

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