Al menos nueve personas, la mayoría civiles, han muerto y una docena resultaron heridas este lunes en un ataque suicida registrado cerca del aeropuerto de Jalalabad, en el este de Afganistán, informó una fuente oficial.

El terrorista conducía un Toyota Corolla e hizo estallar la carga explosiva al aproximarse a un puesto del Ejército situado junto al aeropuerto de esa ciudad, capital de la provincia de Nangarhar, dijo el portavoz del gobierno provincial, Ahmad Zia Abdulzai.

Según Abdulzai, los fallecidos son seis civiles, dos guardas de seguridad y un soldado, mientras que entre los heridos hay al menos tres miembros de la misión de la OTAN en Afganistán, la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF).

Los talibanes ya han reivindicado el ataque y lo han justificado en la polémica quema de coranes en la base de la OTAN en Bagram, que ya ha provocado una ola de violencia que se ha cobrado al menos 30 vidas en una semana.

"El objetivo era una base estadounidense, y varios soldados de EEUU murieron o resultaron heridos", afirmó el portavoz talibán Zabiulá Muyahid, que reivindicó el ataque.

El presidente afgano, Hamid Karzai, compareció este domingo para llamar a la calma, pero miles de personas se echaron a las calles en la norteña provincia de Kunduz, donde siete soldados de la OTAN sufrieron heridas por una granada lanzada por unos manifestantes.

"No dejéis que los enemigos de la paz, de la estabilidad, del desarrollo y del pueblo de Afganistán se aprovechen de esta situación", enfatizó el presidente afgano.

Los talibanes han aprovechado la crisis para pedir a los soldados y policías afganos que disparen contra sus colegas occidentales desplegados en el país, y desde entonces han muerto cuatro militares de EEUU supuestamente víctimas de ese tipo de acciones.