Reclusos... manos libres

26 internos de la cárcel de Villanubla realizan trabajos de soldadura y pulido de piezas metálicas para empresas de la calle que les pagan 6 euros la hora.
Eduardo 34 años, trabajador interno.
Eduardo 34 años, trabajador interno.
P. Elías
Eduardo 34 años, trabajador interno.
Al igual que Eduardo, una quinta parte de los reclusos trabajan en Villanubla a la espera de su libertad. De 503 internos, 102 realizan labores a cambio de un salario a 6 euros la hora.Mientras que la mayoría se ocupa de tareas necesarias para el funcionamiento de la prisión en cocina, lavandería o mantenimiento, hay 26 reclusos que trabajan para empresas del exterior. «Incorporarse al trabajo es la clave de la reinserción. Así no pierden el hábito y aprenden un oficio», asegura el director de la cárcel de Villanubla, Carlos Blanco.

Las empresas también se benefician, ya que los costes laborales son menores y pueden reducir plantilla según la carga de trabajo de una manera mucho más simple que en la calle.

En Villanubla se han llegado a hacer muebles por encargo o el cableado que luego utilizan las empresas de automoción.

Ahora, hay dos talleres en  los módulos 1 y 4. En uno sueldan estructuras metálicas de remolques para una empresa de Burgos, y en otro, pulen piezas para exportar.

Al ser plazas limitadas, el mayor requisito para acceder a uno de esos puestos es, al igual que Eduardo, contar con la confianza de los funcionarios, tener experiencia en el sector o participar en los talleres de formación.

Una mirada desde el interior

Eduardo 34 años, trabajador interno

«Trabajar te quita la amargura»

«Estar ocupado es fenomenal, te ayuda a no perder el hábito, te quita la amargura que llevas dentro y además te evita el patio, que es lo menos agradable de estar aquí dentro. Con lo que gano puedo mandar algo a mi hijo. Llevo cumplidos 14 años, salí, metí la pata por mi problema con la droga y ahora tengo otros cuatro, pero aquí me ayudan bastante. Quiero ir a un centro de rehabilitación».

Empleados en sección abierta

Al menos 29 internos trabajan fuera del centro penitenciario. O están bajo el régimen de tercer grado o con la denominada sección abierta. 9 de ellos trabajan y vuelven a dormir a la cárcel todos los días. 12 conviven en un piso en el centro de Valladolid gestionado por una Ong y otros 8 pueden incluso dormir en sus casas. Una pulsera los tiene permanentemente localizados. Su única obligación después de la jornada laboral es volver a casa a la hora acordada.

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