Dictan una orden de alejamiento a las víctimas del tiroteo de Puente de Vallecas

La pareja agredida, junto a la farola con la señal de bala.
La pareja agredida, junto a la farola con la señal de bala.
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La pareja agredida, junto a la farola con la señal de bala.

¿Se imagina que unos vecinos intentaran matarle tras discutir por el impago de una derrama y que un juzgado de guardia terminara levantando una orden de alejamiento contra usted y en defensa de los agresores? Pues deje de imaginar.

Esta es la pesadilla que desde el 11 de enero viven Antonio y Raquel, una pareja de treintañeros de Vallecas (Madrid), que al drama de estar a punto de morir (como ya contó 20 minutos) suman ahora el de verse exiliados de su hogar por una incomprensible decisión judicial.

"Nos va a costar mucho recuperar nuestra vida", reconocían a este diario "bajos de ánimos, desmoralizados y decepcionados" ante lo que les está tocando vivir. "Nunca habíamos tenido ningún problema con Nieves –la vecina conflictiva– hasta que le reclamamos el pago de la derrama de la comunidad". Ese fue el detonante de su particular thriller.

Farola providencial

La pareja regresaba de comer una tarde de enero cuando el novio de Nieves, su vecina del tercero, les descerrajó un tiro desde el descansillo del edificio. Antonio trató de proteger a su mujer e hizo de escudo humano. La farola de su calle desvió la trayectoria de la bala, que rebotó en la fachada del inmueble y terminó en la pierna de Raquel. Antonio recibió las esquirlas de la metralla.

La historia podía haber terminado ahí. La Policía Nacional detuvo a la autora del disparo, que ingresó en prisión. De paso, los agentes se llevaron las tres armas de fuego que había en la casa. Pero hay una segunda parte.

Desde el tiroteo, Antonio y Raquel han vuelto a su casa con cuentagotas. "Tenemos miedo de que vuelvan a intentarlo", contaban entonces. Y en una de esas visitas relámpago, el padre de Antonio –que suele acompañarlos– se topó con la hija adolescente de Nieves. La chica enseñaba a unos amigos la farola con la señal de la bala y se jactaba de lo ocurrido. Cuando el hombre les afeó su conducta, le "escupieron e insultaron".

"Mi padre se puso nervioso, y se crispó. Estamos alterados y con tensión. Discutieron", reconoce Antonio. Eso pasó el 28 de enero. Días después, los jóvenes recibían una orden de alejamiento para no acercarse a la familia de Nieves dictada por el juzgado n.º 15 de Madrid, en funciones de guardia. Desde el Tribunal Superior de Justicia han explicado a este diario que los "hechos eran suficientemente graves" para justificar la orden. Consternados, Antonio y Raquel ya la han recurrido para poder volver a su casa.

Terapia con el psicólogo

Raquel continúa de baja y se recupera "poco a poco" de las heridas de la pierna y va al psicólogo para superar el trauma. Además, tras el tiroteo, la pareja tuvo protección policial ante el temor de que los agresores pudieran tomar represalias, ya que se comenta que frecuentan los "bajos fondos". A pesar de eso, el juez los convirtió de víctimas en agresores. Eso sí, les mantuvo la protección policial la única vez que les autorizó ir a su casa.

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