La última tarde de Hugo

La familia de un chico ecuatoriano asesinado el pasado 1 de mayo por pandilleros de origen latinoamericano, asegura que su hijo no pertenecía a ninguna banda juvenil.
La familia del ecuatoriano asesisado en Lavapiés (Jorge París)
La familia del ecuatoriano asesisado en Lavapiés (Jorge París)
Jorge París
La familia del ecuatoriano asesisado en Lavapiés (Jorge París)

El 1 de mayo Hugo Emiliano Guallichico Toapanta, un joven ecuatoriano de 20 años, se levantó temprano para acompañar a sus padres a misa.

Su madre, María Presentación, tiene áun grabadas sus palabras de aquél día: "Me dijo que iba a la iglesia porque quería empezar bien el mes".

Por la tarde, Hugo recibió la llamada de varios amigos. "Me voy a pelotear un rato", dijo, y salió por la puerta vestido con vaqueros, una camiseta, zapatillas y debajo un pantalón corto para jugar al fútbol.

A las diez de la noche, cuando caminaba con dos chicas por la calle Amparo, en Lavapiés, un grupo de jóvenes, supuestamente de la banda Dominican Don't  Play, les atacaron por la espalda.

Fotos del joven ecuatoriano (Jorge París)

Hugo Emiliano, ‘abuelo’, como le llamaban los amigos, recibió cinco puñaladas y un golpe en la cabeza. Murió dos horas después en la Fundación Jiménez Díaz.

Detenciones en mayo

La Policía detuvo en mayo a cuatro de los implicados en el homicidio y aseguró que Hugo Emiliano pertenecía a la banda de los Ñetas.

"De mi hijo han dicho de todo. Que era Ñeta, que era Latin...Y él no pertenecía a ninguna banda. A nosotros nos han matado en vida. Él era el que nos ayudaba, el que traía el sustento a casa, porque su padre no tiene papeles y a mí no me alcanza con lo que hago".

De mi hijo han dicho de todo. Que era Ñeta, que era Latin...Y él no pertenecía a ninguna banda
"Hugo tenía ilusiones y quería salir adelante", dice María Presentación con lágrimas en los ojos.

Lo dice mientras enseña el cuarto de su hijo. La cama está intacta, como la dejó aquél día. Y las imágenes de la virgen del Quinche, de la que era devoto, y el escapulario que, cuenta María, olvidó ponerse esa tarde.

Los consejos del ‘abuelo’

A Hugo Emiliano le llamaban abuelo porque era el mayor de su grupo, y porque le gustaba dar consejos. Algunas veces, dicen quienes lo conocieron, salía a cualquier hora de la noche a rescatar a una amiga descarriada ante los ruegos de una mamá presa de la angustia.

"¿Quién puede controlar las amistades de un hijo?" se pregunta llorosa María, su madre.

Y recuerda que, cuando llegó a España, hace cinco años, le costó un poco adaptarse, especialmente cuando en el colegio donde estudiaba le negaron la plaza al cumplir la mayoría de edad, porque carecía de documentación.

"Dijo que aquí eran racistas, pero después lo asumió y se puso a trabajar en la construcción". Lo que más quería, dice María, era irse a los Estados Unidos.

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