Según este estudio, el daño del ADN de los espermatozoides tiene diferentes orígenes y está vinculado al tipo de vida que se lleve y al lugar donde se viva. El daño es mayor en fumadores y hombres expuestos a substancias tóxicas, las condiciones ambientales o la contaminación del aire, agua y alimentos, así como el consumo de alcohol y drogas.
Otros hábitos personales aparentemente irrelevantes, como el uso regular de baños calientes o de la sauna, la ropa ajustada y práctica de ciertos deportes, pueden también contribuir al deterioro.
Diferentes estudios aseguran que la fragmentación del ADN de los espermatozoides puede reducir la fertilidad de los hombres, provocar abortos en embarazos y generar problemas de salud en los recién nacidos.
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