'Supernanny': "Meto la pata como cualquier madre, y estoy encantada de que me pase"

  • Entrevista a Rocío Ramos, la psicóloga infantil que ayuda a los padres con la educación de los niños desde Supernanny.
  • Lleva siete temporadas con el programa. Y tiene un hijo.
Rocío Ramos, la psicóloga de Supernanny.
Rocío Ramos, la psicóloga de Supernanny.
CUATRO
Rocío Ramos, la psicóloga de Supernanny.

En el programa se ven transformaciones increíbles en la actitud de los niños, parece que haga magia...

Magia no es. Detrás de lo que se ve hay mucha profesionalidad. Yo sé de lo mío, que es la psicología, y eso es lo que pongo en práctica. Lo único que yo hago es aplicar la lógica con los niños.

¿Y por qué a los padres les cuesta aplicar la lógica con los hijos?

Principalmente porque hay una relación emocional que distorsiona la lógica. Al hijo es a quien más quieres y eso dificulta que veas fallos que podrías corregir. Funcionamos a base de hábitos, y a veces, si no hay alguien de fuera que te diga que hay un problema puede que tú no lo veas.

¿Recuerda algún caso difícil?

Yo no hablaría de casos difíciles, lo que hay que hacer es disminuir los objetivos si vemos que no vamos a poder conseguir algo a la primera. Si los padres dicen "Quiero que obedezca a la primera", lo que tenemos que hacer es enseñarlo. Si queremos que aprenda a comer sentado, tal vez habrá que enseñarle primero a que ponga la mesa.

¿Algún niño se le ha resistido?

No hay casos imposibles, todos tenemos capacidad de cambiar; y los niños más. Pero la intención de resistirse al cambio la tienen todos. Por eso es tan importante hacerlos cambiar cuando hace falta, y es fácil conseguirlo si no los atendemos cuando tienen una pataleta.

¿Es más fácil tratar con los niños o con los padres?

Es distinto. Los padres parten de una preocupación real y se están moviendo para resolverla. Algunos lo entienden rápido y otros se resisten. Los niños son más agradecidos, entienden antes. Los adultos atendemos más a lo verbal; los niños a los gestos y a las consecuencias de los actos. Por eso no vale decirle a un niño elevando el tono: "No voy a atenderte si no dejas de gritar", sino que hay que dejar de atenderlo y no volver a hacerlo hasta que hable en tono normal.

¿Se trata igual un problema con las cámaras delante?

Esto es una implosión. Son 15 días los que estamos con la familia. Es el inicio del cambio.

Tiene un hijo, ¿le es más difícil educarlo a él que a otros niños?

Me equivoco y meto la pata como cualquier madre, y estoy encantada de que me pase. Lo que hay que hacer es saber rectificar. Y los niños lo entienden perfectamente.

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