El soul. Ese cajón de sastre donde tan pronto se mete la música de las Supremes como la de la fallecida Amy Winehouse. Ese género heredero del góspel y el rhythm and blues que la comunidad negra de EE UU contribuyó a popularizar a principios de los años sesenta y que, actualmente, sigue gozando de numerosos incondicionales gracias al trabajo de artistas como Erykah Badu.

La cantante de Texas es una de las que mejor han sabido recoger el legado de los pioneros del género y adaptarlo a los nuevos tiempos, dando forma a lo que actualmente se conoce como neosoul. En su música caben elementos del hip-hop, el jazz o el pop, siempre pasados por el filtro de los sonidos africanos.

Erykah Badu, que ha participado estos días en el ciclo de talleres, conciertos y conferencias Red Bull Music Academy del Matadero en Madrid, se subirá este viernes el escenario del Teatro Circo Price de la capital para presentar sus dos últimos trabajos, los esenciales New Amerykah pt.1 (4th World War) y New Amerykah pt. 2 (Return of the Ankh), ambos publicados por la que en su día fue la gran escudería del soul: la discográfica Motown. Pura alma.

Muchos de los que acudieron a ver a Erykah Badu en su última actuación en Madrid (Veranos de la Villa de 2010) guardan un recuerdo amargo. La diva salió casi una hora tarde, cantó con desgana y se mostró distante. Esta noche tiene la oportunidad de redimirse ante unos incondicionales que, probablemente, ya han perdonado aquel desliz.