La Fiscalía del Principado de Asturias solicita un total de 111 años y 11 meses de cárcel para Cristian M. P. y Jesús V. B., dos de los cinco inquilinos del piso de Vallobín donde se produjo en junio de 2009 la muerte violenta de María Luisa Blanco. De la pena total solicitada para cada uno, 25 años responden a un delito de asesinato.

La Fiscalía pide igualmente una condena de 25 años y 8 meses de prisión y el pago de una multa económica para el tercero de los acusados, Pablo L. B. B., hermano de la víctima y vecino del mismo inmueble.

Junto con las penas de prisión, el Ministerio Público pide que los tres procesados indemnicen solidariamente con 180.000 a los padres de la fallecida. Además, Cristian y Jesús deberán indemnizar con casi 60.000 euros a la madre y con 15.000 euros al procesado Pablo por lesiones. A estas cantidades se sumará próximamente la cantidad en que se cuantifiquen los daños de la vivienda, propiedad del padre de María Luisa.

El escrito de calificación provisional de los hechos ha sido presentado este miércoles en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Asturias. Asimismo, entre otras medidas, se solicitan alejamientos, prohibición de tenencia y porte de armas y prohibición de comunicaciones.

En concreto, La Fiscalía acusa a Cristian y Jesús de los delitos de asesinato, maltrato habitual, tres delitos contra la integridad moral, un número superior a tres delitos de lesiones, tres delitos de detención ilegal, dos delitos de agresión sexual, dos continuados de estafa y de extorsión, uno de robo con fuerza, otro de allanamiento de morada, otro de hurto y uno de profanación de cadáveres.

Igualmente, el fiscal Tomás Álvarez-Buylla acusa al tercer acusado, Pablo L. B. B., de los delitos de asesinato, maltrato habitual, lesiones, agresión sexual y profanación de cadáveres.

En el acusado Cristian concurre la agravante de reincidencia en el delito de robo, mientras que en el Pablo concurre la agravante de parentesco, así como la eximente incompleta de miedo insuperable.

Los hechos

El 24 junio de 2009, la Policía acudió al número 19 de la calle Mariscal Solís de Oviedo, tras recibir la llamada de la madre de la víctima, en la que alertaba de que su hijo Pablo había hallado restos humanos en la nevera.

En su declaración en Comisaría, Pablo B. confesó haber descuartizado a su hermana la noche de San Juan tras una discusión y haber escondido los restos en la nevera, aunque apuntó a Jesús como autor material e intelectual del asesinato.

Además de la víctima y su hermano, Pablo B., en la casa residía la madre de ambos, María del Rosario B.; Cristian M. P., de 21 años; Jesús V., de 19 años, y su pareja L. L. R., de 17 años, con su bebé.