El arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, ha afirmado este miércoles que la puesta en práctica del Evangelio "garantiza la paz y la convivencia", en la misa de la fiesta de la Virgen del Pilar, organizada por la Guardia Civil que ha tenido lugar en el acuartelamiento de Cantarranas, en Valencia.

Según han informado fuentes del Arzobispado, monseñor Osoro ha asegurado en su homilía que "en ninguna situación histórica como la que estamos viviendo en estos momentos, se nota tanta necesidad y urgencia para acoger no cualquier palabra, sino aquella Palabra que viene desde más allá de nosotros mismos", que "descubre la dignidad de la persona humana, sus derechos y el respeto a todo ser humano".

Ante centenares de agentes del Instituto Armado, mandos, oficiales y autoridades, el prelado ha añadido que la escucha de la Palabra de Dios y su puesta en práctica "garantiza la paz, la convivencia y la serenidad en la manera de estar en el mundo y, además, nos invita a ponernos en camino con la fuerza que viene de Dios".

"Hoy vienen a nosotros infinidad de palabras, pero el Señor nos dice que quien garantiza de verdad la vida humana, nuestras relaciones, nuestra convivencia, nuestro presente y nuestro futuro es Dios mismo, que nos habla al corazón y que nos asegura que lo que dice se hace verdad", ha dicho el arzobispo.

Una vez finalizada la eucaristía, se ha celebrado el acto de imposición de condecoraciones a miembros del Instituto Armado y se ha realizado un homenaje a los caídos, en el que ha participado monseñor Osoro con un responso. Las celebraciones han concluido con el canto del himno de la Guardia Civil, el desfile militar y un vino de honor.

La Virgen del Pilar es patrona de la Guardia Civil desde que, en 1913, lo estableció el rey Alfonso XIII "recogiendo el sentir de sus miembros". Según las mismas fuentes, la devoción en Valencia a la Virgen del Pilar se extendió fundamentalmente a partir del siglo XVII, cuando la orden de los Dominicos construyó un convento bajo esta advocación. Cuando fue expropiado en la desamortización de 1836, su iglesia se convirtió en la actual parroquia de Nuestra Señora del Pilar y San Lorenzo, situada en la calle Guillem de Castro, 42.

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