No es la primera, pero quizá sí la mejor. Después de dos exposiciones de pintura en los últimos cuatro años, el músico Bob  Dylan -uno de los personajes vivos más influyentes de nuestro tiempo a sus recién cumplidos 70 años de edad- vuelve al lienzo con la exposición The Asia Series en la prestigiosa Gagosian de Nueva York, la galería privada más grande del mundo.

Los óleos y dibujos de la muestra, inagurada este martes, son apuntes del natural realizados por Dylan durante sus giras por Extremo Oriente. Hay pinturas con escenas de Japón, China, Vietnám y Corea.

Muy influido por el impresionismo exótico y luminoso de Paul Gaugin, un pintor al que siempre ha admirado, Dylan pinta escenas callejeras, temas arquitectónicos y paisajes. Una de las piezas más notables es Opium, el óleo que ilustra esta información, donde una joven aparece recostada con languidez en un fumadero de opio.

Aunque la crítica especializada sigue considerando que el músico es un advenedizo y que sus cuadros nunca lograrían pasar el umbral de la medianía de ser firmados por otro, la exposición ha sido señalada como la mejor de las tres que Dylan ha presentado desde 2007, cuando debutó en las galerías de arte con The Drawn Blank Series. Al año siguiente expuso The Brazil Series.

Dylan no es un recién llegado a la pintura, que comenzó a practicar cuando, tras un grave accidente de moto, se retiró del mundo para vivir con su familia en una casa de la zona rural de Woodstock, en el estado de Nueva York.

En 1968 uno de sus cuadros fue usado para la portada de Music from Big Pink, el disco de début del grupo The Band, su banda de acompañamiento en varias épocas. Dos años más tarde, Dylan utilizó otro óleo para la cubierta del peor disco de su carrera, Selfportrait. También Planet Waves (1974) tiene como carpeta un cuadro.

Durante medio siglo de carrera, el cantante y compositor, que ha vendido más de 100 millones de discos, editado 45 álbumes y compuesto casi 500 canciones -que han sido versionadas por unos 3.000 artistas-  ha querido extender su paleta creativa a otras formas de expresión distintas a la música.

Dylan ha patinado con sonoros fracasos en el cine. Codirigió el documental Eat the Document (1975), se encargó de casi todo en la ridícula pantomima Renaldo and Clara (1978) y escribió el guión de Anónimos (Larry Charles, 2003). También ha aparecido como actor en siete filmes.

Como autor de libros ha firmado Tarántula, un manuscrito de prosa experimental escrito en 1966 y editado cinco años más tarde, y el primer tomo de sus memorias, Crónicas (2004), una obra excelente que se convirtió en un inesperado best seller mundial.

Otras ocupaciones paralelas del incansable trovador han sido la dirección y locución de las cien ediciones del programa de radio por internet Theme Time Radio Hour (2006-2009) y la edición de discos a través de su discográfica, Egyptian Records, que editó en 1997 un disco de homenaje al gran cantautor country Jimmie Rodgers (The Songs of Jimmie Rodgers - A Tribute Album) y que lanzará en unas semanas The Lost Notebooks of Hank Williams.

Dylan, doctor honorario por las universidades de Princeton y St. Andrews, ha ganado los premios Príncipe de Asturias, Pulitzer, un Oscar de la Academia, la National Medal of Arts de los Estados Unidos y el Commandeur des Artes et Lettres de Francia.