Jorge Ballester reaparece después de 37 años con una obra "indignada" y antimercantilista

El creador Jorge Ballester (Valencia, 1941), protagonista de la escena artística española e internacional en los años 60 y 70 del pasado siglo como cofundador del Equipo Realidad, rompe 37 años de alejamiento voluntario de la vida pública con la exposición 'Ucronías, autopsias, vendette', que muestra en el edificio histórico de La Nau de la Universitat de València (UV) la producción antimercantilista e "indignada" que el autor ha elaborado durante este tiempo.
Jorge Ballester Pieza En Su Bodegón Tridimensional En La Nau
Jorge Ballester Pieza En Su Bodegón Tridimensional En La Nau
EUROPA PRESS
Jorge Ballester Pieza En Su Bodegón Tridimensional En La Nau

En 1966 Ballester irrumpió, junto con Joan Cardells, en el panorama pictórico con el Equipo Realidad, un proyecto que utilizó el lenguaje del pop art para reflejar la vertiente más comprometida y social del arte. Pero el fin de las utopías que marcaron aquel período histórico y la creciente espectacularización de lo artístico llevaron al creador a permanecer en la sombra durante más de tres décadas.

No obstante, Ballester continuó con su trabajo de una manera absolutamente libre, alejado de las modas y los dictados de la crítica y los galeristas. El resultado de estos años de creación silenciosa se pueden contemplar hasta el 4 de diciembre en tres salas del centro cultural de la Universitat.

En el acto de presentación de la exposición, el propio Jorge Ballester —que ha estado acompañado por el vicerrector de Cultura de la UV, Antonio Ariño y los comisarios de la selección, Jaime Brihuega y Joan Dolç— ha confesado sentirse como una "vedette" y ha recalcado que este regreso es una labor de equipo que debería considerarse "algo normal, no extraordinario".

El artista —sobrino de Josep Renau— ha explicado que su decisión de dejar de exponer se debió su deseo de no participar en el 'circo' en el que se estaba convirtiendo el mundo del arte. "Me dije: yo no quiero jugar a eso".

Preguntado por si ahora vuelve con ganas de 'vendetta' ha comparado la "indignación" que siente por una sociedad "mal organizada" con la que ha expresado el movimiento del 15M. "Todo empieza con una indignación, que pasa a cabreo y después a encabronamiento y ahí pueden empezar los problemas", ha advertido.

El autor ha ironizado sobre el hecho de que la sociedad actual "tiene la virtud de provocar mala leche". "Y nuestra obligación es saber encauzarla, yo lo he hecho a través de mis cuadros". El rechazo "visceral" que Ballester sintió hace años por la creciente banalidad del arte es la misma que en el presente le lleva a calificar de "eufemismos" las referencias a 'los mercados', "cuando en realidad lo que hay es una sinvergonzonería".

No obstante, ha remarcado que "vale la pena hasta el final" indignarse y ha asegurado que, aunque el mundo no está bien hecho no se quiere ir porque "hay cosas maravillosas". Sobre si, a pesar de todo, vendería sus obras ha comentado: "depende del precio, tengo que vivir, pero no mercadearía con ellas".

Además, ha subrayado que hay algunas piezas de las que no se desprendería, como un singular autorretrato que Ballester pintó en el peor momento de su vida y en el que se transfigura en el compositor Balilla Pratella. Interrogado sobre si va a continuar exponiendo se ha limitado a decir que "hay que dejar a la vida que venga".

Todos estos sentimientos y principios se plasman en 'Ucronías, autopsias, vendette', que reúne un centenar de pinturas, dibujos, bocetos, esculturas e instalaciones —entre las que destaca un impresionante bodegón tridimensional— realizados desde finales de los 70 hasta la actualidad.

La selección se divide en cuatro secciones que recorren las salas Estudi General, Martínez Guerricabeitia y Thesauris de La Nau. La primera de ellas, 'Postrimerías de la realidad. Los años de plomo', funciona como nexo entre el fin del Equipo Realidad —iniciado cuando en 1976 Cardells abandona el proyecto— y la etapa de silencio posterior.

La siguiente parada es 'Ucronías cubistas', en las que Ballester reflexiona sobre cuál hubiera sido el destino del cubismo si hubiera continuado. Posteriormente, y bajo el título 'Carnés de identidad', aparecen personajes por los que el artista siente un especial interés, como Picabia, Marat o Paulina Bonaparte, entre otros. El recorrido culmina en 'Queridos monstruos', un ámbito más íntimo que recrea el peculiar ambiente de la lucha libre mexicana.

UN '

Jacobino insumiso'

Los comisarios de la muestra, Jaime Brihuega y Joan Dolç, han coincido en resaltar la humildad y el talento de Ballester y han remarcado que sus obras "siempre muestran más de lo que la realidad aparentemente da". En este sentido, Brihuega ha definido al creador como un 'JII', es decir un 'Jacobino Insumiso Indignado'.

Por su parte, Antonio Ariño ha calificado de "extraordinaria" la muestra porque vuelve a dar voz a una personalidad que llevaba 35 años sin exponer en Valencia y que se ha caracterizado por una "voluntad de topo" para indagar y hurgar en la realidad. "Su obra estaba escondida, ya es hora de que salga a la luz", ha rematado el vicerrector.

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