La Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria (ADIC) ha mostrado su satisfacción y agradecimiento a la Fundación Botín por la decisión de desarrollar un proyecto cultural de la envergadura del ya conocido como "Centro Botín". Sin embargo, los cantabristas critican el lugar y las maneras de elegirle, y consideran que se debe explicar quién y por qué ha elegido el emplazamiento.

Según ADIC, la dimensión del proyecto, "todavía difícil de cuantificar", es una oportunidad única para "referenciar una ventana de Cantabria al resto del planeta". En este sentido, confía en que los gestores culturales cántabros y santanderinos sepan utilizar este instrumento para dimensionar Cantabria internacionalmente, y aprovechen su incidencia como motor de regeneración económica, social, cultural y turística de la propia ciudad y, por extensión de toda la Comunidad.

Los cantabristas consideran que el Centro Botín "no puede ser un islote de actividad cultural en otro islote urbano". "Sería un craso e imperdonable error tirar por la borda la oportunidad de situar Cantabria como marca de referencia", afirman en un comunicado.

Con todo, ADIC lamenta la elección del lugar y las formas empleadas para su elección. En su opinión, situar el Centro Botín en el corazón del paseo marítimo, en una zona absolutamente consolidada, "tiene poco que ver con los efectos sinérgicos" que este tipo de proyectos han generado en otras ciudades, caso de Bilbao, Avilés, La Coruña o Valencia.

En este sentido, destaca que Santander alberga zonas deprimidas de "enorme potencial", como Varadero o San Martín, que "necesitan una profunda regeneración", y el Centro Botín podría haber sido el empuje ideal.

Para ADIC, "más lamentable" aún resulta comprobar cómo se ha "cercenado" este debate a la ciudadanía. En este sentido, considera que el Ayuntamiento "ha intentado centrar la discusión en algo incuestionable", los efectos del Centro, pero "todavía no ha explicado cómo y quien ha elegido el lugar, con qué criterio y en función de qué estrategia cultural, social urbana".

Y según ADIC es necesaria una explicación porque la conclusión que extrae de todo esto es "el ninguneo ciudadano, el desprecio al debate, la imposición política y la sensación de que un poderoso puede hacer lo que le venga en gana sin atender a reparos. Y todo ello no da imagen, precisamente, de una sociedad adulta y moderna", concluye.