"A los madrileños nos falta orgullo por la ciudad"

Después de 30 años en esta ciudad, Pascua Ortega se siente madrileño de adopción y devoción.Aunque el famoso decorador jamás da el nombre de sus famosísimos clientes, a muchos de ellos se les llena la boca al decir que fue él quien adornó sus casas.
Pascua Ortega.
Pascua Ortega.
20minutos.es
Pascua Ortega.
Las casas que ha decorado se cuentan por centenares y ha puesto su sello en muchos de los lugares más emblemáticos de Madrid, como el hotel Hesperia o el restaurante del Teatro Real, aunque su obra también se puede admirar en lugares tan lejanos como las Embajadas de España en Estocolmo, Washington o Islamabad.Aunque Pascua Ortega jamás da el nombre de sus famosísimos clientes, a muchos de ellos se les llena la boca al decir que fue él quien les decoró sus casas.

Empecemos por Pascua Ortega niño: ¿Cómo era?

Ingenuo y angelical, como la mayoría, pero lleno de curiosidad, me paraba en todas las obras.

Estudió Derecho, pasó por la banca y acabó en la decoración. ¿Aquel niño se decantaba por los juegos de banqueros o por pintar las paredes de su habitación?

Pintaba cuadros, pero luego los vendía.

Con un padre general de Caballería, ¿no jugaba a los soldados?

Por supuesto, a batallas, aunque me divertía más planear las fortificaciones.

¿A qué juega Pascua Ortega adulto?

A Pascua Ortega.

Pongámonos sensitivos: ¿Entran todos los sentidos en la decoración?

Absolutamente todos. De eso se trata, de sensualizar la arquitectura.

Y en este terreno, ¿cuál sería el sexto sentido?

El que más placer cause a cada cual.

Dígame un truco para sentirme cómoda en mi espacio.

Tomar las medidas previamente.

¿Y para que otros se sientan cómodos en mi espacio? Tiene usted fama de ser el mejor anfitrión de Madrid.

Primordial, que el anfitrión se sienta cómodo y relajado.

Si el vídeo mató a la estrella de la radio, ¿a los decoradores los amenaza Ikea?

Al contrario, las grandes superficies de la decoración lo que hacen es ampliar mercados y llevar la decoración a nuevos clientes.

¿Qué le falta a Madrid como lugar para habitar?

El tópico del mar y el orgullo de los madrileños por su ciudad.

¿Y qué le sobra?

Botellones, pintadas, y malos usos de las calles.

¿Cuál sería el espacio imaginario que le gustaría decorar?

Puestos a pedir, me gustaría decorar El Paraíso.

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