Juan José Gallego, exorcista: "La certeza total de que alguien está poseído no se tiene nunca"

  • Natural de Astorga (León), le nombraron exorcista en 2007.
  • Es el único en su campo en el Arzobispado de Barcelona.
  • Es catedrático emérito de la Facultad de Teología de San Vicente Ferrer de Valencia.

Las paredes del despacho del padre Juan José Gallego, de la orden de los Dominicos, están repletas de libros y son testigos mudos de las expulsiones de demonios. Porque este sacerdote de apariencia calma y voz profunda es el único exorcista de la Diócesis de Barcelona. Sobre su mesa se amontonan los papeles. Destacan una estola, un crucifijo, una jarra de agua bendita y las tapas rojas del libro Ritual de exorcismos.

¿Cómo llega al cargo?

Mi antecesor como prior ya los hacía. El cardenal, al tomar yo el cargo, me propuso continuar. Al final lo acepté.

¿No le daba miedo?

Al principio tenía un miedo atroz. Miraba hacia atrás y veía demonios por todas partes. Hasta que un día hice una reflexión: "Soy sacerdote y tengo que hacer cosas que tampoco veo, como la eucaristía, la misa... Y las realizo por mandato de la Iglesia. Esto es algo parecido". Desde entonces, cambió el panorama. Alguna vez he tenido algo de miedo, pero en casos muy puntuales.

¿Qué es un exorcismo?

Una oración pública de la Iglesia con autoridad en nombre de Jesucristo.

Para expulsar al demonio, además de un acto de fe.

Si tú no admites la existencia de Jesucristo o la existencia de un demonio o que pueda haberlo, sobra todo lo demás.

¿Cómo practica un exorcismo?

Con las oraciones del libro Ritual de exorcismos, agua bendita y un crucifijo.

¿Los hace en su despacho?

Si no hay peligro de violencia, sí, los hago aquí mismo.

¿Dice violencia?

Hay gente que puede tener convulsiones. En los casos que creo que puede haberlas, los realizamos en la capilla.

¿Por qué lo hace?

Por dinero no, porque no cobro. Lo hago para ayudar a la gente. Una de las satisfacciones más grandes que he tenido como sacerdote es tratar a muchas personas. Gente que sufre, lo pasan mal, ellas y sus familias. Que luego vengan y te digan que están mejor, es bonito.

¿Cuántos exorcismos realiza?

Depende. Un día puedo hacer cuatro y otro, menos.

¿Va a más?

Sí. Hay muchos problemas. Faltan valores en la sociedad.

n¿Qué tipo de personas acuden a su despacho?

De todo. Gente con estudios, sin ellos, de todas las edades... Y más mujeres que hombres, aunque también los hay.

¿Una persona puede creer que está poseída y, en realidad, no estarlo?

La certeza total no se tiene nunca. Hay indicios que me dicen que parece que sí. Lo cierto es que el 95% de las personas que acuden a mí creen que lo están.

¿Cuáles son los síntomas de los poseídos?

Adivinan cosas, hablan lenguas extrañas, tienen una fuerza fuera de lo normal, se sienten fuera de sí...

¿Es cierto lo que se ve en películas como El exorcista?

Sí, aunque se exagera bastante. Una vecina de Astorga, al poco de empezar como exorcista, me dijo: "Ve con cuidado, que el demonio mató al sacerdote de la película". Pero no fue así. Aquel hombre estaba desesperado. (Sonríe).

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