En todas las familias existen desencuentros, aunque son solo unos pocos los que se dirimen en las páginas del corazón. En esta última categoría se engloba el enfrentamiento surgido en los últimos días entre la duquesa de Alba y su nuera, Inka Martín, a quien la primera tachó de "mentirosa, mala y envidiosa" desde un plató de televisión.

Ahora es el esposo de Martín e hijo de la duquesa, Jacobo, conde de Siruela, el que ha entrado en medio de la polémica con un comunicado en el que expresa su sorpresa por las "desafortunadas" palabras de su madre.

"Aprovecho para agradecer a todos los medios el gran apoyo que hemos recibido ante las desafortundas palabras de mi madre, de las que somos los primeros sorprendidos", escribe el conde antes de señalar que no va a hacer ningún tipo de declaración pública porque se trata de asuntos "estrictamente privados".

El pasado 8 de septiembre Cayetana de Alba acudió al plató de El programa de Ana Rosa, donde realizó las polémicas declaraciones. Muchos medios señalan que la causa de esas palabras tiene que ver con el reparto de la herencia que la Grande de España ha llevado a cabo recientemente para evitar obstáculos que pudieran echar atrás su boda con Alfonso Díez.

Según sostiene Semana, ese reparto habría sido desigual y habría dejado a Jacobo sin ningún inmueble, a diferencia de sus hermanos. Sin embargo, el conde de Siruela lo aceptó y asumió con una actitud conciliadora.

Al parecer, la duquesa cree que el reparto ha sido justo porque ya ayudó a Jacobo a montar la editorial que regenta y a restaurar la masía en Alt Empordà (Girona) donde reside.  El hijo de Cayetana heredará alguna finca rústica de menor nivel que el de sus hermanos.