La dinámica 'ingeniería visual' de Aleksandr Ródchenko

  • Su poderosa energía se despliega en la exposición 'Revolution in Photography'.
  • El artista, uno de los 'padres' del Constructivismo soviético, se dedicó con pasión a la fotografía desde 1924.
  • "¡Nuestro deber es experimentar!", proclamaba.
Diseño para la cubierta de una revista. Rodchenko trabajaba en colaboración con su mujer, la también artista Varvara Stepanova
Diseño para la cubierta de una revista. Rodchenko trabajaba en colaboración con su mujer, la también artista  Varvara Stepanova
© Rodchenko’s Archive / 2011, ProLitteris, Zurich
Diseño para la cubierta de una revista. Rodchenko trabajaba en colaboración con su mujer, la también artista Varvara Stepanova

La huella de Aleksandr Ródchenko (1891-1956) ha sido sostenida y de largo alcance. Sus diseños gráficos del primer cuarto del siglo XX  han servido como inspiración (o copiados, sin más) por la publicidad, la industria discográfica y la cartelería contemporáneas.

Vehemente como sólo un soviet podía serlo, Ródchenko se empapó del clima de bullente cambio derivado de la Revolución Rusa de 1917. Pintó, hizo diseño gráfico, participó en el nacimiento del Constructivismo, se cansó de la técnica clásica ("la pintura ha muerto", dijo en 1921 después de exponer tres óleos con los colores primarios: amarillo, azul y rojo), tanteó con el cine, se enamoró del collage y, finalmente, aterrizó en la fotografía.

La exposición Aleksandr Ródchenko: Revolution in Photography, que exhibe en Suiza el Fotomuseum Winterthur, es un recorrido por la obra fotográfica del artista soviético. Todas las piezas obedecen a su proclama: "¡Nuestro deber es experimentar!".

Entra el concepto

La muestra, organizada en colaboración con la Casa de la Fotografía de Moscú, permite comprobar con que modales tomó Ródchenko la cámara, a la que concebía como proyección natural del ojo humano: sus fotos reconsideraron el papel y el rol del arte fotográfico y dejaron abierta la puerta para que entrase la idea de concepto.

Los organizadores de la exposición insisten en cómo el multifacético artista logró que las fotos "dejasen de ser una ilustración de la realidad par convertirse en un medio cargado de significado visual".

A Ródchenko le complacía la idea de considerarse un "artista ingeniero". Estaba empeñado en constuir con cada obra un manifiesto y frecuentemente acompañaba las fotos de largos textos ideológicos o de teoría del arte. Diagonales desestabilizadas, planos cenitales y perspectivas inesperadas son casi constantes.

Encaramado en la cima del arte derivado de la revolución bolchevique (diseñó el cartel para la película El acorazado Potemkim y le encargaron el pabellón nacional en la feria mundial de París de 1925), fue en principio celebrado como gestor artístico de una "visión nueva".

El estalinismo, la represión de las libertades expresivas y la instrumentalización de la fotografía le desengañaron. Fue acusado de "formalista" y expulsado del grupo de artistas Octubre, en cuyo nacimiento había participado en 1928.

A comienzos de la década de los años cuarenta dejó de hacer fotos. De forma esporádica pintaba óleos abstractos y se ganaba la vida en silencio como comisario de exposiciones oficiales.

Los pintores conceptualistas de los años sesenta, sobre todo Barbara Kruger, deben parte de su lenguaje a la obra de Ródchenko, que renació en las portadas de discos de rock, entre ellos los de Mike & The Mechanics y el segundo álbum de Franz Ferdinand.

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