El avión de Air France perdió 11.000 metros de altura en dos minutos

  • Se han dado a conocer los primeros datos de las cajas negras del vuelo Río-París.
  • El hielo afectó a las sondas de velocidad provocando la pérdida de información real y la desactivación del piloto automático.
  • Un informe judicial revela la responsabilidad de Airbus y de Air France.
Imagen cedidapor la Oficina de Investigación y Análisis BEA que muestra el descubrimiento de una de las cajas negras del vuelo Río de Janeiro-París que se estrelló en junio de 2009 con 228 personas a bordo.
Imagen cedidapor la Oficina de Investigación y Análisis BEA que muestra el descubrimiento de una de las cajas negras del vuelo Río de Janeiro-París que se estrelló en junio de 2009 con 228 personas a bordo.
EFE / BEA
Imagen cedidapor la Oficina de Investigación y Análisis BEA que muestra el descubrimiento de una de las cajas negras del vuelo Río de Janeiro-París que se estrelló en junio de 2009 con 228 personas a bordo.

La Oficina de Investigación y Análisis (BEA) publicará hoy los primeros datos de las cajas negras del vuelo que se estrelló en el Atlántico cuando cubría la ruta entre Río de Janeiro y París hace dos años.

Las cajas fueron rescatadas del fondo marino a principios de este més  y servirán para aclarar las circunstancias del accidente en el que perdieron la vida 228 personas.

Inicialmente, la BEA no tenía previsto informar antes de junio próximo, pero las constantes filtraciones a la prensa y la presión de los implicados, Airbus, fabricante del avión siniestrado, y Air France, propietario del mismo, les han impulsado a avanzar datos.

La prensa francesa publica  algunos de los elementos que divulgará en la BEA y que, según los diarios, pueden explicar las circunstancias del drama.

"No entiendo nada", afirmó uno de los pilotos segundos antes de que el avión colisionara contra la superficie marina. Durante las dos últimas horas de vuelo, según apuntan las cajas negras, la tripulación se vio confrontada a una serie de fallos consecutivos.

Por un lado, las tres sondas de velocidad del aparato fueron afectadas por el hielo y privaron a los ordenadores del A330 de una información real, lo que provocó la desactivación del piloto automático.

Además, el comandante no se encontraba en la cabina en ese momento, pero acudió a la misma y, con mucha sangre fría, según la BEA, comenzó a dar instrucciones a sus subordinados.

En ese momento, el avión estaba en caída libre en posición horizontal. Durante dos minutos perdió 11.000 metros de altura sin que los pilotos pudieran evitar el choque contra el océano.

A partir de esos elementos filtrados a los diarios, las hipótesis se multiplican sobre las causas que llevaron al drama.

Libération revela un informe judicial que destaca la responsabilidad tanto de Airbus como de Air France, los dos procesados por el accidente.

El fabricante no envió a sus clientes procedimientos adecuados para afrontar situaciones como las que sufrió el vuelo Río-París, en particular, para pilotar el avión en caso de que se helaran las sondas de velocidad, pese a que esa incidencia había sido observada al menos en nueve ocasiones en aparatos de Air France en los meses que precedieron al accidente.

En cuanto a la aerolínea, según el informe revelado por Libération, no adiestró a sus pilotos para afrontar este tipo de errores ni les alertó de que eran posibles.

A pesar de esto, la BEA advirtió ya de que en su informe de hoy no habrá conclusiones sobre los responsables del accidente y que se limitarán a dar informaciones.

La Oficina está sometida a diversas presiones, las últimas procedentes de las familias de los fallecidos, que escribieron al primer ministro, François Fillon, para quejarse de la multitud de filtraciones que sufría la investigación.

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