Malick se lanza al vacío de Cannes con 'El árbol de la vida'

  • La cinta causa la mayor controversia de todo lo que llevamos de festival.
  • Cuenta, a la vez, la creación del universo y la vida de una familia en los cincuenta.
  • La francesa 'L'Apollonide' consiguió encadenar una sucesión de bostezos.
Los actores estadounidenses posan durante la presentación de la polémica película de Terrence Malick.
Los actores estadounidenses  posan durante la presentación de la polémica película de Terrence Malick.
EFE
Los actores estadounidenses posan durante la presentación de la polémica película de Terrence Malick.

Terrence Malick es un amante de las emociones fuertes. Posiblemente es de esos tipos que no se lo pensaría dos veces para hacer paracaidismo después de la bomba que ha soltado hoy sobre la Croisette. Su esperado trabajo, El árbol de la vida, ha encadenado tantos aplausos como abucheos y ha conseguido sumir a toda la audiencia en un estado de letargo del que nadie se atreve a salir. Por miedo a que le linchen, ya sean los partidarios o los talibanes cinematográficos.

¿Qué es El árbol de la vida? Es una pregunta complicada de narices. Quizás una de las mejores referencias que podríamos poner es 2001. Sí, no estamos de broma. Malick ha intentado hacer una cinta que pase de explicar las mayores cuestiones -el origen del universo- a las más cotidianas -la infancia de tres chicos criados en una familia de clase media americana de los años cincuenta encabezada por Brad Pitt-. Y todo ello en poco más de 120 minutos. Si eso no es un salto al vacío, qué baje Dios y lo vea.

La enorme polémica que ya rodea, va a rodear y convertirá a El árbol de la vida en la película maldita de este 2011 se centra principalmente en su origen y en su conclusión en los que Malick alterna una sucesión de planos más cercanos al viaje de LSD que a la narrativa convencional y en los que asistimos a la creación del universo y de nuestro planeta en escasos minutos sin llegar a saber qué quiere decir exactamente el director con ello. Y entre medias, cine del bueno. Tan bueno que, por muy horroroso que pueda parecer el envoltorio, hace que el conjunto tenga un sabor más dulce que amargo.

En el tramo central Malick nos explica el viaje por la infancia de tres chicos en un pequeño barrio de Texas. Es ahí donde la cinta gana muchos enteros, donde se nota la mano en la dirección del estadounidense y donde cuenta un maravilloso relato sobre el descubrimiento de la vida, las castañas que nos llevamos por el camino y como las elecciones que tomamos pueden condiciarnos de una u otra manera. Y es en este tramo donde aparece la figura de Brad Pitt, padre autoritario y excesivamente duro con sus hijos y al que poco a poco se le desmorona el sistema de valores morales construido a su alrededor.

El resultado final es una de esas cintas que no deja indiferente a nadie. Un trabajo de extremos. O la amas o te parece una broma de mal gusto.

Aburrimiento a la francesa

Contra las experiencias fuertes de Malick es complicado competir. Que se lo digan a Bertrand Bonello, el realizador francés que ayer a última hora se desmarcó con L'Apollonide, el retrato de un burdel francés que provocó más abandonos en la sala que otra cosa. La cinta guarda un gran parecido con otra francesa que días atrás causó mucha mejor impresión. Hablamos de Polisse, la historia de la brigada antipederasta y que comparte con esta muchos puntos en común.

Porque tanto Polisse como esta L'Apollonide se centran en el día a día más que en presentar una trama que avance a medida que lo hace el metraje. El problema es que la primera presenta casos interesantes y consigue interesar al espectador. En la segunda, todo lo que vemos en pantalla es una sucesión de seducciones y de escenas de cama que aburren a los veinte minutos.

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