Pioneros de grandes montajes operísticos, la compañía y la academia de Ballet del Teatro Bolshoi, en Moscú (Rusia), están entre los más prestigiosos del mundo.

El teatro, cuyo nombre significa "grande" en ruso, abrirá en octubre de este año tras una exhaustiva restauración, la mayor de su historia, en la que han trabajado 3.500 personas durante seis años.

Todavía se están ultimando los sistemas electrónicos e hidráulicos que se han incorporado al teatro. Las reformas se han centrado en la mejora del escenario y la recuperación de la acústica original del teatro, perdida a lo largo de sus numerosos cambios, algunos muy agresivos.

La planta del auditorio recobra la forma de violín que tuvo en origen, la insignia zarista vuelve a presidir el teatro y las tapicerías de seda bordada están restauradas al detalle.

El Bolshoi tiene un historial accidentado. El edificio actual es de 1824: la anterior construcción quedó reducida a escombros en uno de los muchos incendios que ha sufrido, incluido uno provocado por las tropas francesas de Napoleón. En la II Guerra Mundial fue víctima de los bombardeos nazis.

Tras la gran restauración el culebrón del teatro continua: la inspección ha acusado a varias subcontratas de malversación y fraude. El coste total de las obras ha sido de unos 459 millones de euros, 16 veces el presupuesto inicial.