En el rostro se traza el mapa de nuestra vida: expresiones, ceños fruncidos, miradas, arrugas, gestos, cicatrices...
La cara revela qué somos y qué nos sucede, nos convierte en seres humanos únicos. Tal vez por eso el retrato es una obsesión artística, un motivo constante a lo largo de la historia en la escultura, la pintura y la fotografía.
El Blanton Museum of Art, en Austin (Texas, EE UU), hace una reflexión sobre el rostro humano y su evolución a lo largo de la historia del arte. La muestra About Face: Portraiture As Subject (Acerca de la cara: el retrato como tema) reune obras de clásicos de la pintura mundial como Rembrandt o Durero y célebres retratistas modernos como el fotógrafo Yasumasa Morimura o Andy Warhol.
Un busto romano, un retrato en vídeo, los atributos alegóricos que incluyen rangos y privilegios, estudios psicológicos... La exposición examina cómo la personalidad y los diferentes aspectos de un sujeto se reflejan en una obra de arte.
"La variedad quiere provocar que el visitante se haga nuevas preguntas: ¿Qué quiere el artista que sepamos del retratado? ¿Qué revela la obra sobre el interior del sujeto y del creador?", dice Annette DiMeo Carlozzi, subdirectora del museo.
El autorretrato tampoco escapa a la muestra. El enfoque es más profundo al ser uno mismo el sujeto de la imagen. Un boceto del sereno Rembrandt y una litografía realista de Diego Rivera contrastan con fotógrafos modernos que incluyen una escenografía cuando se muestran al mundo, como la artista Nicola Constantino, ataviada como una costurera en el cuadro de alguna escuela flamenca.
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