Surcar una plancha de madera con un objeto punzante (una gubia), aplicar tinta y fijar un papel  sobre toda la superficie y levantarlo. "La xilografía es la técnica gráfica más antigua y a pesar de los nuevos medios disponibles, sigue atrayendo a los artistas contemporáneos", dicen en el Statens Museum for Kunst (SMK).

EL SMK (la Galería Nacional de Dinamarca), en Copenhague, reúne en The Royal Collection of Graphic Art Woodcuts - from Dürer to Tal R (Xilografías de la Royal Collection of Graphic Art: de Durero a Tal R) todas las xilografías de su amplia colección.

Más que una muestra obsesionada con la cronología, el museo ofrece un estudio de la técnica y destaca los dos grandes momentos de este arte en la historia: el primero, en el siglo XV, cuando el arte medieval comenzaba a salir de su planicie demostrando ya cierto relieve prerenacentista.

Hans Sebald Beham, Lucas Cranach el joven o Alberto Durero perfeccionaron más tarde la técnica con adornos infinitos y composiciones abarrotadas de figuras. El virtuosismo alcanzado es de tal magnitud que, por la cantidad de detalles de las obras, el museo ha decidido proporcionar lupas a los asistentes.

La segunda edad de oro es mucho después, en el siglo XIX y principios del XX, cuando la xilografía deriva en grabado y los modernistas la llevan a su terreno. Los expresionistas exploran más posibilidades utilizando contundentes líneas gruesas. Entre los ejemplos que el museo ofrece del giro que da la técnica hay grabados de Heckel, Kandinsky o Munch.

Como muestra de que la impresión en madera no muere por mucha competencia técnica que le surja, el museo expone obras y muestra dos vídeos protagonizados por Tal R (1967), reconocido artista danés y xilógrafo moderno.

Los audiovisuales muestran desde el principio hasta el fin la elaboración de la xilografía. Un arte de principios simples como un juego de niños, pero que hay que mirar con lupa.