Ambas son dos de las artistas musicales más populares del momento. Tanto si se trata de su trabajo como de su vida personal, cualquier movimiento que realizan trasciende a los medios. Britney Spears y Miley Cyrus realizan ahora giras mundiales y su llegada a cada ciudad es un acontecimiento de masas. Flashes, cámaras y legiones de fans en aeropuertos y puertas de hoteles... pero a partir de las puertas de esos hoteles, de esos camerinos ¿qué hay? Esta semana varios medios han dado detalles de lo que Spears y Cyrus piden para sus habitaciones de hotel, de sus exigencias culinarias, de sus secretos para mantener en forma cuerpo y voz, así como sus antojos cuando están de gira.

En el caso de Britney, se ha sabido estos días que para la gira de presentación de su último trabajo, Femme Fatale, en su habitación (y, en general, a su alrededor) estará prohibida la comida basura. Nada de pizzas, perritos calientes, ni helados ni cerveza (se le ha prohibido beber alcohol para proteger su voz). Tampoco pueden consumir alcohol los bailarines que le acompañan en la gira.

En relación al cuidado de su voz, la cantante ha pedido humificadores en habitaciones y cualquier lugar en el que pueda estar. Un pequeño gimnasio también acompañará a Spears allí donde viaje. También es sabido que exige que suene siempre de fondo música de Michael Jackson (ha adquirido las rutinas de trabajo del equipo de baile que usaba el 'rey del pop', con quien Britney trabaja para esta gira).

Leche de soja almendrada, decoración minimalista, aromas de vainilla y 102 rosas rojas rodeaban a Miley Cyrus durante su estancia en Quito este viernes. Llegó a la ciudad rodeada de un séquito de 80 personas, entre equipo personal y técnico. Entre sus curiosas exigencias, la joven de 18 años pide productos bajos en calorías, una leche de soja almendrada importada de EE UU y barras energéticas de granola para antes del concierto. Frutas, pescado, ensaladas, pastas, agua mineral de una conocida marca, bebidas energéticas y, explícitamente, nada de alcohol en el camerino, son otras de sus peticiones.

"Los artistas tienen sus cábalas, te piden ciento dos rosas rojas en la habitación, y el camerino tiene que estar decorado también con rosas rojas, cosas negras y plateadas, y aromatizado con olores a vainilla", explicó María Belén Acosta, directora de medios de Team Producciones, que organiza el evento en Quito.

La estrella se alojó en una suite presidencial cuyo coste es de 2.000 dólares la noche, dividida en varias estancias, una de ellas de 35 metros cuadrados, cama 'king size' en colores café y una sala de reuniones con una "mesa para doce personas, todo decorado en un estilo súperminimalista, dijo Acosta.