El reloj histórico de la UVA renacerá con la precisión del patrón atómico internacional

El profesor encargado de su restauración, procedente de una familia de relojeros, prevé exportar el sistema a América y Europa
El Reloj En La Torre De La Universidad De Valladolid, En Una Foto Antigua.
El Reloj En La Torre De La Universidad De Valladolid, En Una Foto Antigua.
UVA
El Reloj En La Torre De La Universidad De Valladolid, En Una Foto Antigua.

Un profesor de Ingeniería de Sistemas y Automática recuperará el reloj histórico de la Universidad de Valladolid (UVA) con un "innovador" sistema que pretende convertir esta reliquia del siglo XIX en una máquina de absoluta precisión, sincronizada por las señales horarias transmitidas por la red de satélites GPS.

El reloj presidió la ciudad durante casi un siglo desde la torre que se erigía en la esquina de la calle Librería, en el edificio que hoy alberga la Facultad de Derecho. En 1996 se desmontó para exhibirlo con motivo del cuarto centenario del nacimiento de Valladolid y desde entonces permanece en la Unidad Técnica de la UVA a la espera de su restauración.

Ahora, el profesor vallisoletano Ramiro Merino, perteneciente a una familia con ocho generaciones de relojeros, se ha propuesto devolverle a la vida y hacerlo con los métodos del siglo XXI, de manera que la máquina dé las horas en el momento exacto y concreto que marca el patrón atómico internacional y funcione de forma continuada sin necesidad de atención diaria.

"Queremos dotarle de unos sistemas adicionales que, sin tocar la máquina, solamente mediante interacción óptica y magnética, van a permitir su gestión y sincronizar la batida de su péndulo de manera que alcance la misma precisión de las señales GPS, lo que permitiría que la variación de un reloj de esta clase, transcurridos mil años, fuera inferior al segundo", explica a Europa Press este ingeniero, quien señala que el resultado final será un pequeño terminal del reloj atómico que fija la hora en el Planeta.

Este método ya ha sido ensayado en el reloj de la Catedral de Valladolid al restaurarse en el año 1995. En esta ocasión, se pretende perfeccionarlo para una vez montados los mecanismos y pasado el periodo de pruebas, que se estima en dos años, pueda registrarse y exportase como tecnología 'made in Spain' a países de Centroeuropa y Norteamérica, áreas donde existe más relojería pública.

"Se han hecho muchos intentos en este sentido, pero pensamos que el nuestro es un sistema innovador que va a garantizar la isocronía perfecta", insiste Merino, quien en esta misión contará con el apoyo del centro tecnológico Cartif y su director general, José Ramón Perán, así como de un alumno de fin de carrera de Industriales y dos becarios de la UVA.

De morez a santa cruz

El antiguo reloj de la Universidad fue construido en Morez du Jura, localidad francesa reconocida por la fabricación de relojería monumental y de pared, de donde también proviene el de la Catedral de Valladolid. En 1859 fue adquirido por la UVA, que lo colocó en una torre con vistas a dos patios del edificio histórico.

A principios del siglo XX fue trasladado a su última ubicación, junto a la plaza de la Universidad, de donde fue relegado al reformarse la fachada lateral en los años 70. Recluido en la bajocubierta del tejado anexo, finalmente se desmontó para exponerlo en el Palacio de Pimentel durante la conmemoración del cuarto centenario de la ciudad.

Dentro de dos años, cuando el arreglo esté concluido, esta joya de tres barriletes de movimiento, accionados por la caída de sendas pesas, podrá ser visitada en un lugar "más digno y adecuado" que, no obstante, está aún por definir.

"Proponemos que su instalación definitiva sea el Museo de la UVA, en el Palacio de Santa Cruz. Lo hemos visitado y entendemos que sería el lugar mas idóneo pues permitiría las visitas y se podría observar en toda su integridad", apunta Merino, quien tampoco descarta alguna dependencia del Colegio Mayor Santa Cruz.

Ocho generaciones de relojeros

En la familia de este profesor existen ocho generaciones de relojeros, tanto de reparadores como de fabricantes. En Quintanaortuño (Burgos) construyeron relojes durante cien años y aún hoy perduran algunos ejemplares repartidos por el territorio español, entre ellos el de la localidad vallisoletana de Boecillo.

Para Merino, que se jubilará en un mes, el proyecto será como una guinda del pastel de su trayectoria profesional en la Universidad vallisoletana, a la que ofrecerá este trabajo de forma desinteresada. "Me daba no sé qué jubilarme y saber que esto estaba perdido", confiesa.

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