Aparecen en tu casa y te ofrecen, por ejemplo, unificar las facturas de luz y gas en un solo pago. Si aceptas, nada que objetar. Ahora, si decides rechazar la oferta, te piden que firmes en un papel como que has recibido la visita y ahí está el engaño.

Lo que en realidad se rubrica es un contrato nuevo.

En ocasiones, incluso, solicitan que se les muestre una factura anterior con cualquier excusa y aprovechan para copiar los datos.

La Unión de Consumidores advierte de esta mala práctica comercial. «Ya no se trata de marketing agresivo, sino de trucos comerciales a mala fe, descaro y engaños», denuncia su presidente, Prudencio Prieto.

Ventas a comisión

Esto comenzó a ocurrir hace dos años, desde que se liberalizó el mercado. No es un timo tradicional donde los estafadores se hacen pasar, sin serlo, por alguien de una compañía. «Realmente son vendedores subcontratados por esas empresas que funcionan a comisión y tienen pocos escrúpulos y ningún sentido de la ética», asegura Prieto.

La cosa no queda ahí, a veces, los comerciales no dan de baja el servicio en la otra empresa y las facturas aparecen por duplicado. Muchos clientes no se enteran de que les están cobrando dos veces hasta pasado el tiempo ya que han sido víctimas de un cambio de compañía sin haber dado su consentimiento expreso.

La Unión de Consumidores tramitó el año pasado 125 reclamaciones en la comunidad por este tipo de cuestiones. Las propias empresas consultadas por 20 minutos reconocen que estos hechos ocurren y animan a los clientes a denunciarlo ante la Inspección de Consumo.

5 preguntas a...

Prudencio Prieto, unión de consumidores

1¿Eso de la liberalización es positivo?

Sí, permite al consumidor elegir y favorece la bajada de precios.

2¿Y cuál es el problema?

Si alguien contrata sin saber lo que firma, sólo él es responsable. Ahora, si nos engañan, el problema es de las empresas.

3¿Las compañías qué dicen?

Colaboran cuando hay reclamaciones. Al final pagarán justos por pecadores, pero no pueden consentir abusos en su nombre.

4¿Consejos para los ciudadanos?

No recibir a nadie. No entregar ningún documento, para nada, ni facilitar datos. No firmar nada, mucho menos sin leer.

5¿El perfil de las víctimas?

Desgraciadamente, personas mayores, con buena fe y desconocimiento.

A ella le pasó. Herminia Hoyo. Afectada de 79 años.

«Fue una sinvergüenza»

Víctima de comercial sin escrúpulos. «Vino a casa para ver si quería cambiarme de compañía. Le dije que no me encargaba de esos asuntos, que lo llevaba mi hija. Insistió en ver una factura y vi como apuntaba en un papel. Cuando se fue, me arrepentí, salí a buscarla y le dije que no quería nada, pregunté qué iba hacer con los datos. Me dijo que si me quedaba más tranquila rompía la hoja, y lo hizo, pero se la guardó en el bolso. Al mes siguiente ya me lo estaban cobrando. Mi hija ha tenido que danzar para anular el contrato. Fue una sinvergüenza.