Son originales, novedosos, o una vuelta de tuerca a algo que ya se había inventado. En cualquier caso, todos los formatos que se han presentado en el MipTv, congreso de televisión celebrado en Cannes, tienen una cosa en común: resultan sorprendentes.

Hacemos un repaso por los formatos más originales, en los que predomina el uso de famosos, las nuevas tecnologías, el auge de la magia y los espacios con fines altruistas. Son formatos que podrían llegar a nuestro país, si alguna televisión compra los derechos de emisión.

En el concurso japonés The Shuffle los concursantes deben colocar por orden una serie de elementos en función de peculiares categorías. Se les presentan cosas como una lista de canciones, para que elaboren una lista, en orden de cuáles queman más calorías al ser cantadas. Estas pruebas se intercalan con otras pruebas físicas.

The Call es un formato italiano en el que los concursantes ganan dinero en función de bromas telefónicas que deben gastarle, según un guión que les facilita el programa, a personas de su entorno.

Dar una oportunidad a personas con discapacidad intelectual es el objetivo de Service with a smile, un formato reality de Suecia. En este programa, patrocinado por una cadena hotelera sueca, cinco personas con discapacidad intelectual son contratados por un hotel, donde demuestran sus habilidades y buen hacer con los clientes.

También tienen fines altruistas los formatos You deserve it (EE UU) y Holding for a hero (Reino Unido). En ambos casos, el concursante intenta ganar dinero para alguien de su entorno o alguna persona desconocida que lo ha pasado mal y merece algo mejor. El afortunado desconoce que se está jugando a su favor y sólo se entera cuando recibe el dinero que ha ganado el concursante.

En The recruits (Holanda) también se busca gente que juegue en nombre de otra persona. En este caso, es una persona famosa la que intenta convencer a personas que quieran hacer una serie de pruebas físicas con tintes de humor en su nombre. Hace lo propio el presentador, y al final, los dos grupos de reclutados se enfrentan en los desafíos.

La magia parece estar en auge en televisión. En el formato inglés The magicians tres magos de renombre deben competir haciendo varios trucos con la ayuda, cada uno de ellos, de un personaje famoso. El castigo para los perdedores es enfrentarse a un truco desagradable que deben ejecutar. En Impossible (Reino Unido) los concursantes se apuestan con un mago a que éste no será capaz de llevar a cabo determinados desafíos.

En Dance cam slam (EE UU) se usan las nuevas tecnologías y las redes sociales a modo de platós virtuales. Se trata de un concurso de baile, con la particularidad de que los concursantes se conectan y compiten a la vez gracias a la web cam de sus ordenadores.

Hacer reflexionar sobre nuestros valores es el objetivo del formato Holandés The ugly face of prejudice. En este programa, una persona obsesionada por su físico y su belleza convive durante un período de tiempo con una persona con la cara desfigurada.

Más frívolo es el objetivo de Love triangle (EE UU): elegir entre dos amores. Una persona que mantiene dos relaciones sentimentales a la vez, acude al plató, donde se encuentra con sus dos parejas, para decidirse por una de ellas y abandonar a la otra.

Enfrente está la valía del formato nórdico (Suecia, Noruega) It gets better, en el que personas famosas que sufrieron abusos o acoso cuentan su caso para participar en una campaña nacional para ayudar a los que sufren esos problemas.

El reality chileno Año Cero enfrenta a sus concursantes a una catástrofe mundial. El concurso reproduce las condiciones de vida en el planeta tras una inundación devastadora. Los participantes deben sobrevivir en ese ambiente y enfrentarse a pruebas semanales.

Más social es el formato inglés The Village. En este concurso varias familias compiten por convencer a los habitantes de hermosos pueblecitos de que son los vecinos ideales. Y es que son los habitantes del pueblo los que deciden qué familia es premiada con una hermosa casita en su localidad.

De casas también trata Man up the house, un formato danés en el que una mujer permite que su marido remodele la casa a su gusto, para descubrir después de hecha la obra cómo ha quedado su hogar.