Botella culpa ahora de la alta contaminación al polvo africano

Desde el martes, Ana Botella, responsable del Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, lleva aconsejando a los ciudadanos que eviten practicar ejercicio al aire libre debido a la entrada de una masa de aire africano que ha depositado una nube de polvo sahariano sobre nuestras cabezas. Botella olvida mencionar, sin embargo, al dióxido de nitrógeno, un gas contaminante producido exclusivamente por el tráfico, que esta semana se ha vuelto a situar por encima del límite que la UE marca como recomendable para evitar problemas de salud.

"Ante la posibilidad de este suceso, los niveles de contaminación atmosférica debidos a las partículas en suspensión podrían alcanzar valores superiores a los registrados normalmente en Madrid", se leía el jueves en un anuncio colgado en la página web del Consistorio. No en vano, desde que el polvo africano se ha alojado en la ciudad, el nivel de estas partículas en suspensión (PM10, un tipo de contaminante) se ha situado muy por encima de los topes de la UE. Su cota máxima la alcanzó el domingo, cuando, según datos de la red de vigilancia del aire del Gobierno local, se superaron los 65 mg/m3. La media máxima que marca la UE para este contaminante es de 40 mg/m3.

Pero lo que el Ayuntamiento no dice es que los índices de dióxido de nitrógeno (NO2, otro gas contaminante causado fundamentalmente por el tráfico, y al que no afecta el polvo del Sáhara) también están registrando durante estas jornadas marcas superiores a las de la UE. Sin ir más lejos, el jueves, a las 22.00 horas, las estaciones de plaza de España y Cuatro Caminos marcaban 118 y 132 mg/m3 de NO2, cuando el máximo de la UE es de 40 mg/m3. "Lo peor es que el Ayuntamiento no dispone de ningún plan de urgencia para paliar la polución que causa el tráfico", afirma Francisco Segura, portavoz de Ecologistas en Acción. El Consistorio, por su parte, calificó estos datos de "normales", ya que el límite de 40 mg/m3 es anual, no diario, y el nivel de aviso a la población se sitúa en los 250 mg/m3.

Y es que, aparte de la nube de polvo, el anticiclón que vive estos días Madrid, sin viento, sin lluvia y con altas temperaturas, recuerda al de principios de febrero, que depositó sobre la ciudad una boina de gases contaminantes visible varios kilómetros a la redonda. Aquel mes se llegaron hasta los 105 mg/m3. Este mismo jueves  el paisaje de la ciudad que se vislumbraba desde las alturas de algunos edificios del centro parecía casi una fotocopia de la boina de febrero.

Por si fuera poco, a esto hay que sumar los altos niveles de polen, con 3.000 granos por metro cúbico de media, según datos del sistema de vigilancia de la Comunidad. Además, los médicos ya han alertado de que la alta contaminación agrava los síntomas de los alérgicos: "El elevado índice de polución potencia la agresividad del polen", explica Francisco Feo, portavoz de la Sociedad Española de Alergología.

La contaminación atmosférica incide en la aparición y agravamiento del asma, el cáncer y otras enfermedades. Según Meteogroup, este viernes por la mañana soplará un poco de viento que despejará la nube de gases y polvo africano que se ha instalado sobre la ciudad. No obstante, tanto si se es un grupo de riesgo (asmáticos, niños o ancianos) como si no, y para evitar males mayores, los expertos recomiendan abrir las ventanas de las casas cuando no haya tráfico, evitar hacer ejercicio al aire libre y utilizar el transporte público siempre que se pueda.