El partido no fue de una calidad excelsa, pero sí mostró a dos pelotaris conscientes de la entidad de su rival y dispuestos a aprovechar una mínima debilidad en el contrario para lanzarse a por el tanto, aunque fuese arriesgando mucho.
El partido se movió por la igualdad hasta los momentos finales. Alcanzó el «colorado» un ajustado 17-19 y el partido se escoraba del lado del campeón, quien seguro lamentará haber entrado demasiado en el arrollador ritmo de su rival y la volea que se le fue bajo chapa después de un precipitado y asfixiante intercambio de sotamanos. En esa pelota que se le cayó, y en la que se elevó demasiado arriba en la pared izquierda que frenó su remontada poniendo el 13-17 en el marcador, quizás se le fue a Aimar la «txapela», que retorna a la cabeza de Irujo tras el paréntesis de 2005.
«Ha sido un partido muy sufrido y hasta el final no he podido respirar porque mi rival ha jugado de maravilla», declaraba Irujo al término de un partido que puso en pie el frontón.
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