Todavía con la resaca de la Liga del Barça y de la Europa League del Sevilla, llega la final de Copa del próximo domingo entre estos dos equipos en la que las protagonistas son las esteladas, cuya introducción en el Vicente Calderón, la sede de la final, ha sido prohibida por el Gobierno.

La Delegación del Gobierno en Madrid explicó su decisión basándose en la Ley del Deporte, que no contempla expresamente la prohibición de este tipo de banderas, aunque sí tiene puntos concretos en los que se habría basado para su decisión ante las banderas independentistas, interpretando, de esta manera, que el pase de este tipo de símbolos quebrantan la ley. "El deporte en general y el fútbol en particular no tienen que convertirse en escenarios de confrontación política", señaló al respecto Concepción Dancausa, la delegada del Gobierno en Madrid. Por ello, la Policía no permitirá la entrada de este tipo de banderas ni tampoco ningún otro símbolo xenófobo o prohibido por la legislación actual.

La decisión ha provocado un encendido debate en las redes sociales y en la calle, con opiniones para todos los gustos, desde los que se quejan de que esta decisión supone un límite a la libertad de expresión hasta los que invitan al Barça a no jugar directamente la competición en el futuro.

El presidente catalán, Carles Puigdemont, señaló que no asistirá a la final de la Copa del Rey de fútbol porque la prohibición de exhibir banderas independentistas en el estadio le parece una "grave vulneración del derecho de expresión de miles de catalanes". Por su parte, Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, dijo que esta decisión "es un inaceptable atentado contra la libertad de expresión" y pide al Gobierno del PP que "rectifique", anunciando asimismo que tampoco asistirá al evento. También ha opinado el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias: "En los estadios deportivos debería prevalecer la libertad de expresión".

El diputado de la CUP en el Parlament Albert Botran hizo un llamamiento a los aficionados del Barcelona que piensen asistir a la final a que "llenen" el Calderón de esteladas, "desoyendo" así una prohibición "totalmente injusta y provocadora".

El club, por su parte, mostró su "desacuerdo más absoluto" al considerar que "es un atentado contra la libertad de expresión, un derecho fundamental de todo individuo a expresar ideas y opiniones libremente y sin censura, reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos". De momento, se pone en duda la presencia en el Calderón del presidente culé, José María Bartomeu.

Con este caldo de cultivo, la incógnita es cuál será el comportamiento de la afición culé respecto al tema de las banderas.

En la misma línea del club se muestra la Federación de Peñas del Barça, que, a través de un comunicado, se muestra en contra de la decisión del Gobierno.

Aunque pueda parecer que es la corriente mayoritaria, 20minutos se ha puesto en contacto con tres peñas barcelonistas de diferentes puntos de Espana y la opinión compartida es la de no mezclar el fútbol con los que ellos consideran un tema "político" que, además, "daña al Barça".

Se calcula que casi 20.000 aficionados de cada equipo presencien la final en el Calderón. Entre ellos, seis miembros de la Peña Barcelonista de Peguera-Calvia, de Baleares. Sebastián, su presidente, se desmarca de ese 95% que él considera que está en contra de la decisión del Gobierno. Si bien no comulga con el hecho de prohibir, sí cree que el matiz político que tiene este asunto hace "daño" al Barça. "No me siento nada identificado con el tema de las esteladas. Quizá me esté poniendo en contra de compañeros míos de otras peñas, pero yo pienso que vamos a un evento deportivo y no hay que mezclarlo con política", comenta Sebastián.

"Yo soy del Barça y mis colores son los blaugranas, no los de ninguna bandera. Mucha gente de España y del resto del mundo nos tiene un poco de manía por el tema político más que deportivo", cree el hincha culé.

También irá Alfredo, de la Peña Barcelonista de Alcalá de Henares (Madrid). "Yo veo un trasfondo político en todo esto y no tengo ningún sentimiento independentista. Iré con mi camiseta del Barça, como hago siempre", dice el aficionado, que cree que "el tema embarra la final y por ello creo que habrá algún problema el día de partido".

Desde la Peña Barcelonista Barcino (Barcelona) señalan que "lamentablemente se politiza todo y esto se convierte en un circo". Son palabras de Tomás, uno de sus miembros, que se define independentista pero advierte que eso no tiene nada que ver con el deporte: "Lo encuentro ridículo". Y manda un mensaje positivo: "La gente irá a disfrutar del partido y no habrá incidentes, somos civilizados".

Para asegurar el cumplimiento de estas prohibiciones, los aficionados, tanto los del Barcelona como los del Sevilla, serán cacheados antes de que puedan acceder al estadio. El partido estará vigilado por cerca de 2.500 personas, entre policías, vigilantes de seguridad y miembros del Samur y Cruz Roja.

La Ley contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte (conocida como Ley del Deporte) no contempla expresamente la prohibición de este tipo de banderas.

Sin embargo, sí hay puntos concretos en los que se habría basado la Delegación del Gobierno para su decisión ante las banderas independentistas.

El artículo 2 del Título Preliminar define como acto que incita a la violencia lo siguiente: "La exhibición en los recintos deportivos, en sus aledaños o en los medios de transporte organizados para acudir a los mismos de pancartas, símbolos, emblemas o leyendas que, por su contenido o por las circunstancias en las que se exhiban o utilicen de alguna forma inciten, fomenten o ayuden a la realización de comportamientos violentos o terroristas, o constituyan un acto de manifiesto desprecio a las personas participantes en el espectáculo deportivo".

En el artículo 6, el de las condiciones de acceso al recinto, señala que queda prohibido: "Introducir, exhibir o elaborar pancartas, banderas, símbolos u otras señales con mensajes que inciten a la violencia o en cuya virtud una persona o grupo de ellas sea amenazada, insultada o vejada por razón de su origen racial o étnico, su religión o convicciones, su discapacidad, edad, sexo o la orientación sexual".

Quizá todo el lío con las esteladas se pueda explicar por lo que representan. La estelada es una bandera no oficial, utilizada generalmente por ciudadanos de ideología independentista de Cataluña o, por extensión, de los denominados Países Catalanes.

Su origen data de inicios del siglo XX y nació de la fusión de las cuatro barras tradicionales de la bandera catalana, con el triángulo estrellado inspirado en las banderas de Cuba y Puerto Rico, tras una estancia en Cuba de Vicenç Albert Ballester, que fue activista del partido Unión Catalanista y de otros movimientos e iniciativas de carácter independentista catalán. Se había tomado este modelo puesto que Cuba era un estado que se había independizado hacía poco de España y era por lo tanto un referente en la lucha nacionalista.

El de la final de Copa no es el primer lío a este respecto. En los últimos años, el tema de las banderas en eventos deportivos o de carácter lúdico ha dado mucho que hablar, generando infinidad de acalorados de debates.

En 2014, en la final de Copa que disputaron Madrid y Barça en Mestalla, también fueron prohibidas las esteladas en el estadio.

En 2015, el Barcelona fue sancionado por la UEFA con 30.000 euros por la exhibición de banderas esteladas durante la final de la Champions en Berlín.

Este mismo año, en Eurovisión, se vivió una polémica parecida porque la organización decidió prohibir exhibir la ikurriña (bandera oficial del País Vasco) en el festival y la equiparaba con la bandera del Estado Islámico. Finalmente, Eurovisión rectificó y retiró la ikurriña de su lista de banderas prohibidas.