La primera parte fue intensa y bien jugada con un Osasuna capaz de tener el balón, mostrarse consistente y llegar con cierta frecuencia y aunque sin crear peligro a la portería de Cañizares, mientras que el Valencia se mostraba menos constante en su juego, pero más explosivo y vistoso en sus aproximaciones.

El fútbol corría en buen parte por cuenta del equipo navarro, que demostró su clasificación con un buen juego, mientras que el Valencia, por contra, armaba con peligro sus contragolpes, aunque no era capaz de tener el balón en el centro del campo todo lo que le gustaría.

La lesión de Vicente a los veinte minutos propició la entrada del uruguayo Regueiro, aunque poco cambió la fisonomía del encuentro en el que las ocasiones de gol eran para los locales: la de la lesión de Vicente, una de Villa y otra de Albelda, además de un fallo espectacular de Regueiro.

Osasuna no fue capaz de hacer acompañar a su juego de opciones claras de gol y tan sólo obligó a Cañizares a actuar en un par de ocasiones. Cuando el partido estaba en el segundo minuto de la prolongación del primer periodo, el enésimo contragolpe del Valencia dio resultado: Miguel sacó de banda, Mista galopó cuarenta metros y cedió a Regueiro, que batió con un buen zurdazo a Ricardo y envió el partido al descanso con 1-0 a favor del equipo local.

Las constantes del fútbol del Valencia continuaron al inicio del segundo y en un nuevo contragolpe, armado esta vez por Miguel y Angulo y resuelto de cabeza por Villa, llegó el 2-0.

El Osasuna no perdió el norte pese a la desventaja en el marcador ante un Valencia que se sentía cómodo agazapado en su parcela, sin apenas tocarla en el centro del campo, obligando al rival a bombear balones y con la esperanza de cerrar el encuentro con un tercer tanto, también a la contra.

Tuvo su opción Osasuna cuando el árbitro no consideró penalti unas manos de Albiol en la jugada previa a un magnífico remate de Cuéllar que Cañizares detuvo en otra magnífica intervención (m.70). Webo, poco después, dejó claro que el partido no estaba entregado con un cabezazo que rozó la meta valencianista.

El Valencia no perdió la concentración, ya no brilló y el esfuerzo final de los navarros fue infructuoso por el buen hacer de la defensa valencianista, que ha dado un paso más en su línea de solidez y consistencia.