El circuito urbano de Mónaco es el más lento del calendario y también el más técnico. El pilotaje es aquí más importante que en ningún otro trazado y Fernando Alonso puede aprovecharlo para acercarse a los coches de cabeza. Estas son las claves del circuito de Mónaco:

TRACCIÓN. El asfalto acostumbra a estar sucio y bacheado, lo que dificulta el agarre de los monoplazas. Se va limpiando a lo largo del fin de semana y las condiciones de carrera, el domingo, son algo mejores. Otro problema añadido son las señales de tráfico pintadas en el asfalto que hacen patinar a los coches. La lluvia podría acabar de complicar las cosas.

SUSPENSIONES. Los equipos montan suspensiones más blandas de lo normal para superar los baches y adaptarse a las curvas lentas del circuito.

AERODINÁMICA. Mónaco exige la carga aerodinámica más elevada del campeonato. Su misión es mantener el coche estable en los constantes cambios entre aceleración y frenado.

DIRECCIÓN. La curva del Gran Hotel es la más cerrada del Mundial, junto a la aguda Rascasse, y pone a prueba la dirección de los monoplazas.

NEUMÁTICOS. Mónaco no es especialmente agresivo con los neumáticos, pero Bridgestone proporciona unos compuestos extra blandos, que en ocasiones sufren demasiado desgaste.

CAJA DE CAMBIOS. Debe soportar 53 cambios de marcha por vuelta, lo que supone unos 4.150 en toda la carrera. Las cajas de cuarto ciclo sufrirán.

MOTOR. Sólo durante el 45% de la vuelta se acelera al máximo en Mónaco. Ese dato puede hacer pensar que los propulsores no sufren mucho, pero no es así. Los baches del asfalto pueden provocar pérdidas de tracción y sobrerrevolucionar el motor rápidamente. Es extremadamente importante que el motor rinda bien a bajas revoluciones.

ESCAPATORIAS. El circuito de Mónaco es también el más inseguro del campeonato, a pesar de contar con el visto bueno de la FIA. Sus escapatorias son escasas y a más de 200 km/h. provocan auténtico terror. La sangre fría de los pilotos es determinante.