Este pasado fin de semana concluyó la "temporada invernal" de Kilian Jornet, quien se centrará a partir de ahora en las carreras por montaña. El catalán tomó parte este sábado en el Trofeo Mezzalama, una competición de esquí de montaña cuyas primeras ediciones se remontan a los años 30 del siglo XX y que toma su nombre, y honra la memoria, de Ottorino Mezzalama, un guía de montaña nacido en 1888 que, siendo ya todo un pionero de esta modalidad deportiva, falleció en un alud en febrero de 1931.

Es una competición diferente dentro del mundo del deporte, muy alejada de un gran público. Por espíritu, por esencia, por escenario y por dificultad. Un manantial de panorámicas y vértigos que exprimen al máximo el organismo humano con el añadido inevitable de la altitud. Y no exenta de peligro.

El Trofeo Mezzalama, italiano, se disputa en el macizo del Monte Rosa, una de las cumbres más altas de los Alpes, y destaca por tratarse de una prueba muy técnica que en buena parte de su recorrido tiene lugar por encima de los 4.000 metros de altura.

Es una competición tan exigente que se disputa bajo la fórmula de equipos de tres personas. Su organización, además, es tan compleja que se organiza cada dos años. Y realmente solo ha encontrado continuidad desde 1997. Este año, curiosamente, tan solo se disputaba por decimonovena vez.

Después de ganar en 2011 en compañía de William Bon Mardion y Didier Blanc, en 2013 Jornet repitió equip con Bon Mardion y la novedad de Mathéo Jacquemond. Los tres concluyeron en segunda posición en la general final.

"No me he encontrado muy bien durante la prueba debido a algunos problemas estomacales. Aun así, Willy y Mathéo me han ayudado mucho para que pudiera recuperarme y avanzar, hasta terminar en la segunda posición. Este final de temporada ha sido positivo, con mucho alpinismo y buenas sensaciones", explicaba Jornet tras concluir la competición.