El 2007 será recordado en la historia del Levante como el año en el que el club pasó de los sueños por alcanzar una plaza para competir en Europa al completo desahucio, pues tras conseguir la salvación en un exitoso final de campaña 2006/07 el equipo se ha transformado en uno de los peores en la historia de la Liga: en diecisiete partidos ligueros, dos victorias y un empate.

Con Abel Resino en el banquillo del Ciudad de Valencia, un entrenador debutante en la máxima categoría, el Levante logró a finales de la pasada campaña la permanencia en Primera División por segunda vez en su historia. Cuatro victorias en las últimas seis jornadas hicieron posible el sueño.

La afición pudo disfrutar además de dos triunfos muy significativos, como fueron los logrados en el Santiago Bernabeu (0-1) en la vigésima primera jornada, y la conseguida en casa frente al vecino de Mestalla (4-2).

La pasada campaña tuvo un final feliz, casi eufórico para el Levante, y esta circunstancia motivó la planificación de la siguiente, en la que la directiva del club de Orriols no dudó en hacer públicas sus esperanzas de alcanzar una plaza para competir en la Copa de la UEFA.

De hecho, estos fueron los principales argumentos para firmar la renovación del entrenador, un hecho prácticamente insólito en la historia reciente del Levante, y la de alguno de sus jugadores más importantes, como fue el caso del delantero ghanés Mustapha Riga.

Refuerzos sin resultado

El club batió el récord de su fichaje más costoso con el de Pedro León, por el que se desembolsaron alrededor de dos millones de euros, y apostó por mezclar en la plantilla la experiencia de jugadores veteranos como Christian Riganó o Shota Arveladze con otros jóvenes a quienes se les suponía una gran proyección, como Javi Fuego o Miquel Robusté.

Sin embargo, y pese a la buena trayectoria de estos jugadores más jóvenes (todos ellos internacionales con las categorías inferiores de la selección española), sólo Javi Fuego ha logrado hacerse con un puesto en el once titular.

Mientras, León únicamente ha dispuesto de algunos minutos y Robusté va camino de convertirse en un nuevo caso 'Fernando Lombardi', central brasileño que pasó un año entero en el club sin tener oportunidad siquiera de vestir su camiseta en partido oficial.

El equipo se reforzó con futbolistas que despertaron ilusión, aunque ciertamente, los únicos recién llegados que tenían experiencia en Primera División fueron David Castedo, José Emilio Viqueira y Savio Bortolini, y salvo el último de ellos ninguno es titular.

Poco rendimiento, poco dinero

La apuesta se torció en el plano puramente deportivo y también en el financiero, pues apenas iniciada la temporada se destapó un "agujero" económico en el club que hizo saltar todas las alarmas. Los jugadores no cobran desde hace meses y la amenaza de deserciones, plantes e incluso sanciones administrativas aumenta casi a diario.

Aunque no se pueda decir que la masa accionarial del Levante esté dividida, pues el entorno de Pedro Villarroel sigue controlando el capital social del club, sí que es cierto que cada vez surgen más voces críticas con su gestión personalista y no se puede descartar una posible venta del club en los próximos meses.

Los razonamientos del consejo de administración, que piensa en la reestructuración del equipo ante la próxima campaña en Segunda División, chocan de frente con las aspiraciones del actual entrenador, Giovanni de Biasi, y el discurso de la "vieja guardia" del vestuario levantinista, que se niega a aceptar la condena prematura que supondría arrastrarse durante más de media Liga por los campos de Primera.