Lo que más ha cambiado en el Impreza es el frontal, ahora mucho más agresivo y con un nuevo estilo de diseño que será adoptado por los nuevos modelos de la marca. Pero también hay cambios técnicos, en especial el aumento de potencia del motor. Ahora el 2.0R, la motorización más pequeña de ese modelo, tiene mucho más carácter y un tacto más deportivo que encaja a la perfección con su magnífico bastidor.

La tracción total y las magníficas suspensiones, además de la agilidad del cambio y la dirección, hacen de este modelo una berlina poco habitual, tremendamente estable y divertida de conducir.

Análisis

Prestaciones. El motor de dos litros pasa de los 125 caballos de antes a 160, un aumento de potencia que cambia radicalmente el comportamiento del Impreza. Ahora ofrece una magnífica respuesta a pocas vueltas y reacciona con rapidez en aceleración y recuperación, con el mismo sonido ligeramente ronco, pero agradable, de los motores de cilindros opuestos. El cambio manual sigue siendo de cinco velocidades con un manejo rápido y deportivo.

Equipamiento. El actualizado Impreza también ha mejorado algunos detalles de equipamiento y ahora lleva llantas de aleación de 16 pulgadas y faros antiniebla de serie, además de nuevas tapicerías y pequeños detalles de terminación, aunque el control de estabilidad sigue sin estar disponible ni siquiera como opción. Por 800 euros más existe una versión en color azul metalizado de los coches del mundial que también incluye el alerón trasero.

Vida a bordo. Aunque no es un coche de grandes dimensiones por fuera, el Impreza cuenta con un habitáculo cómodo para cuatro pasajeros y un maletero de poco más de 400 litros que resulta correcto para su tamaño. Incluso en esta versión más accesible, los asientos tienen un diseño deportivo que sujeta perfectamente el cuerpo y, aunque la presentación interior es poco vistosa, la calidad de materiales y la solidez de su terminación es excelente.