Fernando Alonso: del joven campeón a la frustración

  • Con 25 años, el asturiano se convirtió en el bicampeón más joven de la historia.
  • Tuvo su año más convulso con un cambio a McLaren que le trajo problemas.
  • Su regreso a Renault no fue tan bien como se esperaba y decidió irse a Ferrari.
  • En la escudería italiana Alonso ha pasado cinco años llenos de sinsabores.
Alonso, en rueda de prensa.
Alonso, en rueda de prensa.
EFE
Alonso, en rueda de prensa.

Hacer una valoración de la carrera de Fernando Alonso se antoja complicado. Pasó de joven promesa a campeón precoz con una escudería que hasta su llegada llevaba años sin acercarse siquiera a la pelea por el título. Su carrera desde esos dos campeonatos no ha confirmado lo que apuntaba a una hegemonía, aunque siempre ha dado la sensación de que han sido causas extradeportivas -con mención especial al mal rendimiento del Ferrari- las que han evitado que el asturiano se convierta en una leyenda de la Fórmula 1.

Minardi le confirmó como gran promesa

Renault, la escudería que acababa de adquirir los derechos de Fernando Alonso, decidió ceder al piloto asturiano para comprobar si ese joven español (20 años, tercer piloto más joven en debutar en la Fórmula 1) era tan bueno como todo apuntaba.

En Minardi, una gran cantera para foguearse pero con diferencia la peor escudería en aquel 2001 de la Fórmula 1, maravilló. Pese a contar con un coche limitadísimo y extremadamente inferior a los de todos sus rivales, demostró su gran potencial y llegó a lograr un décimo puesto en el Gran Premio de Alemania.

De probador a bicampeón

Su gran labor en Minardi convenció a Flavio Briatore de que había que recuperar al piloto español, aunque con un primer año como piloto probador para que aprendiera todos los secretos del Renault.

Su estreno con la escudería francesa fue en 2003. Con apenas 21 años, Alonso demostró su ambición y competitividad, se subió al podio en su segunda y tercera carrera  y la primera victoria de un piloto español en la Fórmula 1 llegó en el Gran Premio de Hungría. Acabó la temporada sexto y con la sensación de que su potencial era ilimitado.

En 2004, el asturiano continuó con su línea ascendente. No logró ninguna victoria, pero subió al podio en cuatro ocasiones y demostró una fiabilidad y regularidad impropia de un piloto tan joven. Acabó la temporada en la cuarta posición, lo mejor aún estaba por llegar.

El inicio de temporada de Alonso en 2005 fue arrollador. Pese a no contar con el monoplaza más rápido, exprimió su potencial al máximo, logró tres victorias en las cuatro primeras carreras y dominó la temporada con puño de hierro. Solo se bajó del podio en cuatro carreras y subió a lo más alto del cajón siete veces para proclamarse campeón.

Alonso se confirmó como el mejor piloto del momento con un inicio apabullante de 2006: en las 9 primeras carreras, fue primero 6 veces y segundo 3. Era el mes de junio y la temporada estaba finiquitada. Alonso era bicampeón con solo 25 años y apuntaba a convertirse en una de las grandes leyendas de la Fórmula 1.

Año convulso en McLaren

Cuando llegó a McLaren, Fernando Alonso llegó como el piloto del momento. Era, sin duda, una estrella y el actual bicampeón. Pero en la escudería británica se encontró con un rival inesperado, un novato sin complejos que le plantó cara desde el primer día y que hizo que McLaren fuera una guerra de guerrillas primero y una guerra civil después: Lewis Hamilton.

Alonso se sintió desamparado dentro de la escudería británica. Ya no era el ojito derecho del que mandaba como en Renault, puesto que Ron Dennis apoyó en todo momento a Hamilton tanto con sus decisiones como con sus declaraciones.

Las ‘flechas de plata’ eran los monoplaza más rápidos en aquel 2006, pero los conflictos internos acabaron dejando a McLaren sin título. Alonso y Hamilton se jugaron el título en la última carrera en Brasil con Kimi Raikkonen y al final el título se lo llevó Ferrari con un solo punto de ventaja sobre el británico y el español, que se tuvo que conformar con el tercer puesto ese año.

Frustración en su vuelta a casa

La insostenible situación en McLaren hizo que Alonso se decidiera por volver a su casa, a Renault, quizás reconociendo el error de haber dejado la escudería francesa cuando estaba en lo más alto. Pero pronto se dio cuenta Alonso de que el monoplaza que ahora tenía entre manos tenía poco que ver con aquel que le hizo bicampeón poco más de un año antes.

El inicio de temporada fue duro, lejos de los mejores y se quedó pronto sin opciones al título. Sin embargo, un gran final de año hizo que la esperanza volviera. Dos victorias y un segundo puesto en las tres últimas carreras hizo que Alonso pensara, pese a su quinto puesto final, que el siguiente año todo sería distinto.

Nada más lejos de la realidad, 2009 aún peor. Otra vez lejos de los coches más rápidos, Alonso solo logró un podio en todo el año (tercero en Singapur) y le alejó definitivamente de la escudería que le vio triunfar. Con un desastroso noveno puesto final, Alonso hizo las maletas rumbo a Ferrari.

Ferrari, la decepción

Era la unión perfecta. A priori, se juntaban el mejor piloto de la Fórmula 1 con la mejor escudería. Parecía imposible que saliera mal. Pero así fue.

El inicio de 2010 fue esperanzador, con una victoria en el primer GP del año en Bahréin, pero pronto quedó claro que los Red Bull iban mucho más rápido que el Ferrari. Pese a ello, Alonso plantó cara a Mark Webber y Sebastian Vettel hasta llegar a la última carrera con muchísimas opciones en una lucha a tres bandas. El marcaje que se hicieron Webber y Alonso, los que contaban con más opciones, hizo que Vettel lo aprovechara y levantara su primer título.

Para la segunda temporada de Alonso, se esperaba una mejora del Ferrari, pero la realidad fue cruel. Los Red Bull eran aún más superiores que el año anterior, y el 2011 se convirtió en un monólogo de Sebastian Vettel, que se convirtió en el bicampeón más joven de la historia. La cuarta plaza generó más frustación.

Las cualidades como piloto del asturiano quedaron patentes en 2012. Con un coche aún muy inferior al de su gran rival, Sebastian Vettel, Alonso logró competir hasta el último Gran Premio del año y se quedó a solo tres puntos del alemán. Fue casi una heroicidad, pero insuficiente para alguien con la ambición del español.

Tras un inicio esperanzador en 2013 (dos victorias en las cinco primeros Grandes Premios), el paso de las carreras dejó claro que el Red Bull de Vettel volvía a no tener rival. Alonso lo intentó todo, fue el único capaz de plantar cara al alemán, pero esta vez quedó demasiado lejos y la segunda plaza nuevamente no escondió lo lejos que estaba su tercer título. El Ferrari seguía sin respaldar al español como debiera.

Sin duda, 2014 ha sido el peor año de todos. Después de cinco años en la escudería italiana, Alonso estaba cansado ya de excusas y el mal rendimiento del Ferrari le llevó a las continuas críticas a su equipo. El divorcio ya estaba consumado a final de temporada, cuando el asturiano estaba ya sin opciones de luchar ni siquiera por subir a los podios y con una temporada que acabara, en el mejor de los casos, en la cuarta posición. Toca una aventura nueva y McLaren espera.

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