El escándalo de las escuchas salió a la luz la semana pasada, cuando la prensa italiana publicó parte de unas llamadas telefónicas interceptadas en 2004 entre el director general del Juventus de Turín, Luciano Moggi, y uno de los dos designadores arbitrales de la época, Pieluigi Pairetto.

En aquellas conversaciones se hablaba de designaciones arbitrales para determinados encuentros y sobre colegiados que serían o no del agrado de los dirigentes, lo que provocó un gran escándalo en el mundo futbolístico italiano.

Las escuchas formaban parte de un informe de la Fiscalía de Turín sobre un presunto fraude deportivo, que fue archivado en septiembre por falta de pruebas y que el pasado marzo se trasmitió a la justicia deportiva.

Un asunto que ya se conocía

El pasado viernes, Carraro aseguró la justicia deportiva actuaría "con rigor" ante el caso y señaló sentir "desconcierto, tristeza y rabia".

Según la edición digital de La Repubblica, los dirigentes de la FIGC conocían el contenido de las escuchas "desde hacía tiempo".

Carraro indica en su carta de dimisión que "los compromisos de la federación en los próximos meses son tales y tantos que necesitan una cúpula federal que esté de pleno en sus propias funciones".

Por su parte, el presidente del CONI ha señalado que "toma nota" de la dimisión de Carraro y ha anunciado que hoy se reunirá con el vicepresidente de la FIGC Giancarlo Abete para abordar la situación.