Me he cortado la coleta, pero llevo veinte años compitiendo y la bici me ha dado todo. Tengo mucho que agradecerle.

 

 

Es cierto. Conocí a mi esposa gracias al ciclismo.

 

 

Sí. En el Tour de 1999, donde acabé quinto, me queda la espinita del podio.

 

 

Ayuda mucho. Además, es una satisfacción cuando él (Rafael Casero, de Saunier Duval) compite y tú no.

 

 

... o «es como Perico».

 

 

Los aficionados siempre tienden a comparar, aunque al espectador le gusta más la manera de correr de los escaladores que la frialdad que podría mostrar en carrera Induráin.

 

 

El ciclismo está en un momento difícil. Un nuevo ídolo ayudaría a dejar el dopaje en un segundo plano.

 

 

Ahora mismo sí. Todos los ojos están sobre él. En el Tour demostró que es capaz de ganar en alta montaña, pero nos dejó con la incógnita de sí podrá con las tres semanas.

 

 

Sí. La práctica del ciclismo a nivel de competición se ha parado mucho, aunque no a nivel de paseo o deporte. Hay mucha gente que monta en bicicleta por afición.

 

 

Me bajo de la bici, pero seguiré vinculado al ciclismo.

 

 

No hay nada de eso. Tengo amigos, simplemente.

 

 

Ángel Casero llegó al Comunitat Valenciana con el cartel de líder, pero problemas administrativos del equipo lo obligaron a estar un año parado. «Un año que no me dejó estar físicamente como hubiera deseado», afirma. Este año tampoco encontró su forma. «En mayo estuve a punto de dejarlo», confiesa el corredor, que ahora deja la bici definitivamente. «Padezco una degeneración del tendón cuadricipital que afecta a mi rendimiento. Además, la familia tira mucho, y yo, como dice mi apellido, soy bastante casero», concluye.

 

 

Nace en Albalats del Tarongers el 27 de septiembre de 1972, Ángel Casero cuenta con un palmarés corto, pero de gran calidad con una Vuelta (2001), dos Nacionales (1998 y 1999) y un Tour del Porvenir (1994).